Al más puro estilo del cine camp, se presentó en FERATUM la película mexicana Zona Invadida, dirigida por Ulises Meixueiro y Gerardo Gutiérrez Pimentel, un relato delirante con las que en teoría son actuaciones de Roberto Sosa, Paola Lupi, Luis Felipe Tovar y el inmortal ídolo de la cintas de acción: Mario Almada.
Con un presupuesto de 10 millones de pesos y cuatro años de realización, la cinta cuenta la historia de David, un explorador interpretado por Roberto Sosa, quien llega con su hija a las montañas de San Isidro con la promesa de que pasarán una experiencia inolvidable. La sorpresa viene cuando la pequeña es abducida por un alien, lo que tiempo después desatará las investigaciones de una pseudocientífica italiana especialista en Ovnis, que por cierto encuentra similitudes entre las antiguas civilizaciones europeas y aztecas, producto, quizá, de tener cable y contar con el History Channel.
Las cosas se ponen divertidas desde que vemos al omnipresente Luis Felipe Tovar como un Godínez irresponsable que debe entregar un video a su jefe, quien molesto amaga con despedirlo.
Al mismo tiempo, en la montaña observamos a un Mario Almada al mando de varios guardabosques quienes comparten su soledad con Diana, una atractiva vecina (Elba Jiménez), que prefiere ese paisaje para hacer la chamba de postproducción que Tovar no quiere terminar.
A estas alturas la ufóloga ya nos cuenta que David quedó traumado tras el rapto de su hija, que incluso ha terminado en el manicomio, pero una vez rehabilitado vuelve al bosque para buscar los rastros de esos extraterrestres.
Es así que las risas involuntarias no podrán parar, pues el ofuscado padre se armará con una pequeña hacha para terminar de una vez por todas con esa civilización invasora. Todo se complica cuando uno de estos hombrecillos llega a la cabaña de Diana y le roba a su sobrino, un simpático bebé que se ríe a la menor provocación.
Desconcertada, la chica sale en calzones a buscar a la criatura, sin importarle que sea de madrugada y el bosque esté frío como el viento. Será entonces que se tope con David y entre ambos comiencen la búsqueda: él con su poderosa hachita, ella siendo sexy, corriendo entre ramas pero sin darse ni un solo rasguño en sus delineadas piernas. Aumentemos a un Almada que hará lo propio, aunque con su poderoso rifle como arma de destrucción marciana.
Para esto ya hemos visto a naves gigantescas sobrevolando la montaña, las cuales al inicio de la cinta abdujeron a una pareja masculina que solo quería calentarse con la fogata, para después raptar a otra chica sexy que solo quería sacarse selfies provocativas.
El thriller fantástico llega a su punto más álgido cuando Diana pregunta a David quién es y por qué está con ella, a lo que él responde con otra pregunta en tono más que exclamativo: “¡¿En serio quieres saber la verdad, la maldita verdad?!”
Zona Invadida es de esas cintas kitsch que hay que ver con buen humor, su argumento y soluciones narrativas provocan la risa involuntaria, pero al mismo tiempo regresan a los confines surrealistas en los que un héroe de carne y hueso es capaz de destellar a los marcianos tan solo con una hachita y, claro, su gran olfato de caza-aliens.
*Artículo publicado en octubre de 2014. Sirva como último homenaje a Mario Almada, fallecido el 4 de octubre de 2016.