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23º Tour de Cine Francés: Cyrano mon amour

Hercule-Savinien, de Cyrano de Bergerac, fue uno de los personajes más singulares del siglo XVII francés. Su controvertida obra literaria, su fama de pendenciero y libertino, así como una muerte temprana, eran algunos de los ingredientes que forjaron la leyenda. Su figura fue retomada muchos años después por el dramaturgo marsellés Edmond Rostand, quien creó a partir del personaje una de las obras emblemáticas del teatro francés.

Titulada simplemente Cyrano de Bergerac, la pieza teatral no solo dio fama y fortuna a su creador. Desde su estreno en diciembre de 1897 ha sido fuente de inspiración de numerosas óperas, novelas y películas que ofrecen su propia versión del carismático héroe narigón.

Basándose en la obra de Rostand, el joven actor y dramaturgo franco-británico Alexis Michalik presentó Edmond en 2016. Se trata de una pieza teatral que recrea en tono humorístico las difíciles condiciones en que se montó la primera representación de Cyrano de Bergerac en el Teatro de la Porte Saint-Martin de París. Edmond fue un éxito inmediato, por lo que Michalik, quien tiene una amplia experiencia como actor de cine, decidió que era un buen momento para adaptarla a la pantalla grande. Después de varios intentos fallidos para conseguir un guionista y un director, él mismo decidió escribir y dirigir su primer largometraje. Además, se reservó el papel del villano, el pedante dramaturgo Georges Feydeau.

 

Cyrano mon amour (Edmond, 2018) se estrenó en la cartelera francesa en enero de este año. Su discreto éxito se vio un tanto opacado por críticas encontradas y ahora llega a México como parte del 23º Tour de Cine Francés.

Un primer acercamiento a la versión cinematográfica permite darnos cuenta de que Michalik tuvo la habilidad suficiente para no convertir su película en un ejemplo más de teatro filmado. La suya es una cinta ágil, con una cámara que sigue a sus personajes a través de los pasillos del teatro y mientras caminan por las transitadas calles de la ciudad. Incluso, podemos decir que abusa un poco del recurso, ya que la edición es por momentos demasiado acelerada.

La cinta recrea el París de finales del siglo XIX, los cabarets, las figuras literarias de la época y el nacimiento del cine tienen cabida aquí. Con altas dosis de imaginación y sentimentalismo, el director nos muestra la manera en que pudo gestarse el Cyrano de Rostand. Las dificultades financieras del autor, la necesidad de ayudar a un amigo enamorado y la presión de crear un papel emblemático para un actor en problemas, obligan al joven poeta a superar su bloqueo creativo con la ayuda de dos fieles mentores y una musa inesperada.

No pretende ser más allá de lo que es, desde el inicio se define como una comedia ligera, prueba de ello es un acompañamiento musical demasiado convencional. Sin embargo, la sugerencia de que Rostand fue inspirado por vivencias personales se convierte por momentos en una simple recreación de la obra, por lo que puede resultar demasiado obvia para quienes ya la conocen. No obstante, Cyrano mon amour cumple lo que promete, ni más ni menos que dos horas de entretenimiento ininterrumpido, con final feliz incluido.

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