Como parte de la programación del 25 Tour de Cine Francés (TCF), se presentó Mientras esté vivo (De son vivant, 2021), lo más reciente de la actriz, guionista y directora Emmanuelle Bercot.
La película, que todavía no tiene su estreno formal en la cartelera francesa (lo hará hasta el próximo mes de noviembre), se presentó fuera de competencia en la más reciente edición del Festival de Cannes.
Bercot es muy conocida por su trabajo frente a la cámara, posiblemente su papel más conocido sea el que hizo en Amor mío (Mon roi, 2015), con el que ganó el premio a mejor actriz en Cannes. Pero también tiene ya una amplia experiencia como directora y guionista. De hecho dos de sus largometrajes han tenido estreno comercial en México: Backstage (2005), que formó parte del 10 TCF y Con la frente en alto (La tête haute, 2015), la que tiene como protagonistas a Catherine Deneuve y Benoît Magimel.
En lo más reciente de la cineasta parisina, dos de sus actores favoritos, Deneuve y Magimel repiten en los papeles principales. Benjamin es un profesor de teatro muy unido a su madre, cuando se entera de que padece un avanzado estado de cáncer de páncreas decide buscar ayuda.
Sin embargo, ante la imposibilidad de garantizar una recuperación, el personal del hospital lo prepara para encarar su inminente final de la mejor manera posible.
La directora cuenta la historia de Benjamin en cuatro episodios conformados a partir de las estaciones del año. En cada capítulo la actitud del protagonista hacia su enfermedad atraviesa por diferentes etapas que van desde el enojo y la incomprensión, hasta un periodo depresivo y finalmente de aceptación, cuando decide saldar cuentas pendientes con sus seres queridos y poner orden en sus asuntos.
TOUR DE CINE FRANCÉS:
La historia nos ofrece dos perspectivas. Empieza con la del personal médico que utiliza la honestidad como herramienta para ofrecer un tratamiento paliativo pero no por ello menos humano y personalizado. No por nada el apellido del bonachón director del departamento es Eddé, que en francés se escucha muy parecido a la palabra “aider” (ayuda en francés).
La otra mirada proviene de Benjamin, un profesor de teatro (actor frustrado, como él se define) muy querido por sus estudiantes, quien tiene una tensa relación con una madre dominante. Conforme avanza el metraje, el espectador descubre no solo la intensidad que pone en su trabajo, sino una paternidad no reconocida que le causa casi tanto dolor como su enfermedad.
Con cámara en mano, a muy corta distancia de los actores, Bercot arranca diferentes gestos y miradas que delatan complicidades o dolor. En ese sentido, se debe destacar el gran desempeño de Magimel, que retrata con dramatismo el sufrimiento de una persona que a pesar de sus dolores físicos, trata de dar sentido a los últimos momentos de vida.
Bercot no engaña al espectador. Este es un melodrama hecho y derecho que se ajusta a las convenciones del género, con lágrima incluida. Hay algunas cosas que se pueden reprochar, como el enfoque de Eugénie (Cécile de France), un personaje demasiado ligero, también hacia el final se vuelve demasiado musical. Pero en general, gracias a sus grandes actuaciones, es un trabajo lo suficientemente sólido y emotivo, digno del 25 TCF.