La gestación subrogada es uno de esos temas que siguen siendo polémicos en muchas partes del mundo. Sin ir más lejos, en México solamente se encuentra regulada en dos estados: Sinaloa y Tabasco. En Europa esta práctica es juzgada desde diferentes perspectivas. Por ejemplo, está terminantemente prohibida en países como Francia y España, mientras que en Reino Unido es aceptada para ciudadanos. En Bélgica, país al que nos referiremos más adelante, no está legislada, pero se acepta para ciudadanos, con la condición de que la gestante no reciba ninguna compensación económica.
La pequeña (La petite, 2003) es una producción franco-belga dirigida por Guillaume Nicloux, que explora este tema. Joseph es un ebanista francés que se entera de la muerte de su hijo y su pareja en un accidente de aviación. El padre, aunque distanciado de su vástago, está enterado de que ambos estaban en medio de un proceso de reproducción asistida en Bélgica. Sin prestar atención a las voces que lo desaconsejan, Joseph se pone en camino para contactar a la joven gestante que lleva en su vientre a la que él considera como su nieta.
El guion firmado por Nicloux y Fanny Chesnel está basado en una novela de esta última. Chesnel es una guionista y novelista francesa que en 2018 publicó Le berceau. Hace un par de años una casa productora logró interesar al cineasta francés para hacer la adaptación cinematográfica. Nicloux es un cineasta prolífico, hasta el año pasado contaba con 17 largometrajes en su haber. De hecho, no es un debutante en el Tour de Cine Francés, apenas en su tercera edición presentó El pulpo (Le poulpe, 1998), un entretenido thriller protagonizado por Jean-Pierre Darroussin.
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El filme comienza como muchas tragedias: una insistente llamada telefónica cuando menos se espera. En las siguientes escenas se va descubriendo el entorno familiar. Joseph (un cumplidor Fabrice Luchini) es un esmerado carpintero, viudo, con una hija soltera cercana y Emmanuel, un hijo distante. Joseph, una vez confirmada la muerte de Emmanuel, auto justifica su distanciamiento con la falta de interés de su vástago en su trabajo, aunque parece haber mucho más de fondo.
Después de superar algunas trabas legales, el protagonista emprende el viaje a la ciudad de Gante, con la intención de localizar a Rita, quien es la gestora (la actriz belga Mara Taquin). El encuentro inicial es frío, por decir lo menos, ya que el acuerdo económico incumplido por la tragedia ha dejado a la joven en una situación muy comprometida, un hecho que ha provocado una intensa desconfianza entre las partes.
La narrativa, que sigue una línea simple y sin florituras, nos muestra el derribo paulatino de las reticencias. Joseph logra ganarse la confianza de Rita, una madre soltera que vive a base de trabajos modestos en un pequeño departamento. Vemos cómo el protagonista busca estar cerca de la pequeña, como una manera de crear un vínculo con su hijo, algo que no pudo lograr antes de su fallecimiento.
El vínculo, aunque no está establecido de manera evidente, es una cuna de madera. Una creación artesanal del protagonista, que después de haber sido vendida, es recuperada a través de una subasta, como si fuera una pieza histórica. ¿Es tal vez la consecuencia visceral e irracional de un padre que se entera de que su hijo es homosexual? Es posible, pero la readquisición de la pieza es una clara muestra de arrepentimiento.
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Es muy posible que al estar basada en un texto ajeno, esta resulte una de las películas más accesibles del cineasta francés, quien tiene gusto por los guiños metafísicos y los planteamientos desconcertantes. Prueba de ello son dos de sus obras más conocidas, Valley of Love: Un lugar para decir adiós (Valley of love, 2015) y El secuestro de Michel Houellebecq (L’enlèvement de Michel Houellebecq, 2014).
En La pequeña, Guillaume Niclaux demuestra su oficio al resolver acertadamente este melodrama con tintes de humor y sin pecar de cursilería. A decir del cineasta, la dificultad del género estriba en encontrar un equilibrio entre lo que espera la audiencia y al mismo tiempo desarrollar un tema de interés personal, y efectivamente, en esta ocasión lo ha conseguido.