La popularización de las redes sociales entre usuarios adolescentes ha sido acompañada por el surgimiento de retos que van de lo estúpido a lo peligroso. Miles de niños y jóvenes han tomado parte de estos desafíos solo por seguir la moda. Ocasionalmente las cosas se salen de control y los participantes resultan con el pelo quemado o algún hueso roto, pero de cuando en cuando, la participación en estos juegos ha costado la vida a un participante.
50 (o dos ballenas se encuentran en la playa), la ópera prima de Jorge Cuchí que se estrena en México en la competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), retrata uno de estos desafíos que causó revuelo hace algunos años. La ballena azul, era un juego en el que niños y adolescentes debían realizar un reto diariamente hasta completar 50. Por medio de las redes sociales un “administrador” pedía que los participantes se hicieran cortes, enviaran fotos íntimas y cosas por el estilo, el desenlace del juego era el suicidio.
En la película de Jorge Cuchí, dos adolescentes participan en el reto. Félix está cerca de completarlo, ya se engrapó la cabeza, se rasuró las cejas y quemó un automóvil. Está decidido a llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Elisa, una joven depresiva y manipuladora es quien establece los retos por medio de Whatsapp. Pero un día finge ser otra participante del juego para conocer a Félix. En su respectiva soledad encontrarán puntos en común que les darán el valor de seguir adelante con sus acciones.
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El pasado de Félix se construye a partir de imágenes, su rostro desencajado, las cicatrices en sus brazos y el infaltable curita en la cabeza, hacen juego con su apatía y desinterés por las actividades escolares y familiares. Solamente la alimentación de sus plantas carnívoras parece generar algún tipo de motivación. Elisa reconstruye su pasado a través de las palabras, la muerte no superada del padre, la depresión, el alcoholismo crónico y el supuesto comportamiento abusivo del novio de su madre la han convertido en una persona que está dispuesta a arrastrar a quien sea para darle forma a sus manías.
El director utiliza el recurso de la pantalla dividida para mostrar las vidas paralelas de Félix y Elisa, en donde nos muestran las llegadas tarde a casa, el uso constante del teléfono y el comportamiento indolente de las madres. Los adolescentes viven tan encerrados en sí mismos que prácticamente en toda la película no se muestra el rostro de ningún adulto, solo escuchamos sus reclamos y la exigencia de promesas que de antemano saben que no se cumplirán.
Conforme se acercan al último reto el comportamiento de los adolescentes se vuelve cada vez más violento y errático. Instigado por Elisa, Félix encara a su padrastro, es entonces cuando encontramos una de las secuencias más logradas de la película, una descripción apática del juego precede a un ataque frenético, mostrando la muerte con todo su horror.
No se conocen los verdaderos alcances del juego de la ballena azul. Jorge Cuchí afirma que se basó en hechos reales, aunque lo cierto es que el famoso reto parece más una leyenda urbana inflada por los medios de comunicación, que un asesinato en masa de jóvenes. ¿Es una retorcida historia de amor? Tal vez, aunque difícilmente el espectador se sentirá identificado con alguno de ellos. Es más bien un relato sombrío, frío e inquietante sobre la soledad y la apatía adolescentes.