La primera semana del Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez transcurrió entre la maestría de ejecutantes de altos vuelos y un concierto popular que reunió en un mismo recinto a los aficionados del jazz con los incondicionales de una cantante más o menos famosa. Pero vayamos por partes.
El pasado viernes fue el turno del cuarteto de cuerdas Janácek, originario de República Checa, quienes se hicieron acompañar por el clarinetista mexicano Luis Humberto Ramos. Reunidos en el Palacio Municipal de Morelia, los europeos y nuestro compatriota iniciaron con el Cuarteto de Cuerdas No. 8, Op. 110, del compositor Dimitri Shostakovich, perteneciente a un estilo musical del siglo XX que se caracteriza por incluir elementos grotescos en contraste con agudos. La pieza fue dedicada a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, pues la obra es de un compositor ruso que se vio fuertemente enlazado en los sucesos del holocausto. Es así que las partituras emparentan con un guión que pasa por el shock, la tristeza, el silencio y la desesperación a través de los movimientos Allegro Molto, Allegreto y Largo.
También interpretaron el Cuarteto de Cuerdas No. 2 Cartas Intimas, del compositor Leoš Janácek, obra romántica aderezada con toques contemporáneos donde la viola ha de tomar un papel protagónico. Para finalizar, qué mejor que el Quinteto para Clarinete y cuerdas en Si menor Op. 115, del querido Johannes Brahms. No es fácil ejecutar una de las obras clave del repertorio musical de cámara, pero la calidad de los invitados salió a flote y arrancó los aplausos del nada conformista público moreliano.
Una de las más esperadas en la capital michoacana fue Viktoria Mullova, quien resultó una grandiosa embajadora de la escuela rusa al tener dos presentaciones; primero como solista en el teatro Ocampo y luego acompañada por The Matthew Barley Ensemble. En la primera de las noches simplemente fue majestuosa, pues sabe tocar las fibras del espectador con base en ejecuciones precisas e íntimas a la vez. El homenajeado fue Bach, de quien la europea interpretó la Sonata para violín solo Nº 1 en sol menor BWV 1001, Partita para violín solo Nº 3 en mi mayor BWV 1006 y la Partita para violín solo Nº 2 en re menor BWV 1004, además de un ancore obligado luego de que el público aplaudiera por varios minutos.
La segunda demostración de Mullova, ahora con los ingleses de The Matthew Barley Ensemble, ocurrió en el Teatro Morelos, tarde caracterizada por piezas de Bratsch, John Lewis, Béla Bártok y Weather Report, de quien reinterpretaron En busca de la mujer con el sombrero emplumado. Nada fácil, pues justo iniciaba la pieza cuando una de las cuerdas del violín propiedad de Mullova salió por los aires, provocando la improvisación de los músicos que vaya que saben del oficio y sus inesperados actos traicioneros.
Pero la parte emotiva fue cuando interpretaron Yura, composición original de Matthew Barley dedicada al papá de Viktoria, quien falleció poco tiempo antes de que terminara dicha obra. Un momento emocionante con un inicio de piano en notas graves y tonalidad oscura, para después ceder el paso al violín y el cello con su melodía larga y nostálgica.
Como ha ocurrido en las más recientes ediciones, el Festival de Música de Morelia da cabida a presentaciones públicas para abrir las expresiones sonoras a quienes tal vez no cuentan con el tiempo o recursos que los lleven a los recintos oficiales. Ahora le tocó a Natalia Lafourcade, joven cantante y compositora más identificada con los seguidores del pop, pero también reconocida por sus búsquedas insaciables en terrenos que pasan por el rock, bossanova y jazz, que fue el género elegido para que se presentara al lado de la Big Band Jazz, quienes se apoderaron primeramente del escenario en la Plaza Valladolid para hacerse acompañar de Paul Clarvis, baterista de The Matthew Barley Ensemble.
También apareció Fella Domínguez para cantar Fever, Cry Me a River y Everyday, lo que dejó satisfechos a los espectadores, una curiosa mezcla de edades, vestimentas y actitudes. Sin embargo, la más espera era Lafourcade, quien inició interpretando Cursis Melodías, acuñado en su más reciente álbum, pero en una versión hecha ex profeso para el Festival michoacano. Otras obras fueron Un pato y Lo hicimos sin amor, de su propia hechura, sin que faltaran los covers como It had to be you, de Frank Sinatra. En términos generales fue una digna presentación que dejó contentos no sólo a los que de por sí ya son sus incondicionales, sino a melómanos o simples curiosos que llenaron el espacio del Centro Histórico.
Para concluir con este breve e incompleto resumen, démosle crédito a Homero Francesch, pianista uruguayo que se presentó en el Campus de la UNAM-Morelia para interpretar la Suite Bergamasque de Claude Debussy; Miroirs, de Maurice Ravel, y Années de pèlerinage, de Franz Liszt, triada que arrancó los aplausos de universitarios y demás fauna que se salió un poquito del centro michoacano para seguir las actividades del festival moreliano que cumple 23 años en este 2011.