Yo soy el poeta
Adán Echeverría
para ese alegre compadre que es Mario Bojórquez
Usted no lo va a creer pero
cuando la noche avance y la reyna de los poetas
se suba a la barra del bar para mostrarnos los pechos
y derrame sobre la desnudez esa botella de Jack Daniel’s
cuando la noche se alargue tanto que no quede curva donde
poder arrastrarnos arrastrarnos sí arrastrarnos
cuando la noche sea alta y el negror te infunda el miedo sobre el blanco de la hoja
blancas las flores
blancos los unicornios
blancos los tentáculos que se expanden ahí en las oficinas
hasta ahí se elevará
ahí siempre y siempre se elevará mi nombre
en esa marquesina
en las contratapas
en las ocho columnas y debajo de las piernas de las mujeres
que oh claro que sí
soban y soban mi hombría desparramada
las letras lo anuncian
lo gritan las carteras los presupuestos
que Yo soy el poeta
a quien debe seguirse en medio de tanta trapacería
de tanta antología idiota y apremiante
pero me quedé en que era alta la noche
y la reyna de la poesía sonríe tirada en el cuarto de baño
vomitando porque
¡no se puede!
soy el poeta de este año marcado por la incertidumbre
el de la comunicación cerrada
el poeta que aúlla y se detiene en la ventana
a ver los helicópteros
a regañadientes de la prensa
y de la iglesia multicolor
paseo mis letras por la alfombra
¿me quedé en la noche alta o no?
qué hay con la noche pues
y la reyna de la poesía que siempre se ha anunciado
en las telenovelas
en las escuelitas de párvulos escritores que pagan su colegiatura a tiempo
que se saludan con las manos manchadas de crayola
y se ven todos sonrientes
detrás de los espejos donde todo es el mismo rostro
el mío
porque el poeta soy yo:
un día la musa tocó a mi puerta y dijo
acá te entrego la voz
porque eres mi hijo en quien me complazco
por eso hoy puedo decirles
que le he servido
y bien
Amanece
Victimarse
para Ileana Garma
¿Dónde es aquella hora en que tu cuerpo caminaba por mi barba?
¿Aquellos días y el sol metido en tus pantalones de mezclilla?
¿dónde es?
¿Cuándo es la maravilla del roce de tu voz que gime tan pausadamente?
¿Ahí dentro entre tus pliegues de lechuza imaginada?
El día es sólo un templo vacío por falta de creyentes
Y la noche un hemiciclo a Juárez u algún otro monumento empolvado
¿de qué nos sirve el cuándo?
Los amantes callaron y las sábanas tomaron las calles
Todos desnudos habitantes del sueño y el grito cae precipitado hacia la sombra
¿Era tu grito el ataúd para mi nombre?
Lo sabes pequeña
un relámpago nos regaló el estallar los vidrios de la calma
y fuimos caleidoscopio
esquirlas doradas en los párpados
Me aterra la pesadilla de los ángeles bienaventurados
y cómo me duele tu ausencia
Se que te amo
porque amanece