Esta semana celebramos 10 años de Revés, un proyecto que inició como toda publicación independiente: con problemas de todo tipo, desde contenidos, diseño y distribución. En realidad, el primer número está fechado en septiembre de 2002, pero la imprenta tardó tanto en entregarlo que fue hasta octubre que la tuvimos en nuestras manos y nos dedicamos a repartirla gratuitamente por todas partes, desde cruceros hasta cafeterías, desde universidades hasta talleres mecánicos, donde nadie le encontraba ningún sentido al carecer de hojas a color mostrando mujeres desnudas.
Revés emergió con la espina de compartir contenidos en música, cine, literatura y artes visuales, pero lograrlo no fue fácil. Primero porque ninguno de los fundadores teníamos carreras periodísticas o de comunicación, nadie había diseñado nada nunca y tampoco teníamos idea del reto que significaba financiar una publicación “alternativa”, lo que fuera que eso significase.
Si somos sinceros, habremos de confesar que los primeros números son una revoltura entre buenos textos con algunas cosas perfectamente olvidables, pero estábamos aprendiendo sobre la marcha; “hazlo tú mismo”, dice la filosofía punketa. Poco a poco se pulió una línea editorial hasta llegar a un número monotemático dedicado a los OVNIS, en cuyo interior había dosis de carrilla y también despliegues de información aportada por verdaderos creyentes del fenómeno.
Esas primeras ediciones estuvieron a cargo de José Ramón Cáceres, Armando Casimiro y quien esto mal teclea. El primero de ellos abandonó pronto el barco para emprender el reto de ser padre de familia y conseguir una actividad distinta a la poco afortunada divulgación cultural. Hizo bien.
Armando quedaría como diseñador, yo como coordinador de contenidos y muchos amigos como colaboradores fugaces o constantes. Luego entraría al quite Yunuén Guzmán en las relaciones públicas y Jorge Arriola como diseñador, que es su campo de estudios. Yuni también fue parte importante para realizar eventos alternos, como aquel inolvidable homenaje a Bukowsky en el que participaron Guillermo Fadanelli y Carlos Martínez Rentería, y coordinó uno de los mejores números que tuvimos: un especial de mujeres que contiene colaboraciones de Amandititita, Jessy Bulbo y la Señorita Masturbación, entre muchas otras.
A lado de mi gran amigo Chava Munguía y de la querida Yunuén organizamos fiestas que la gente calificó como “las más atascadas de Morelia”; se trató de pachangas so pretexto de nuevos números, así que vimos casi debutar a la mencionada Amandititita, pero también rockear a bandas como Marian (DF), Los Santísimos Snorkels (Puebla), Kuchuman (Mérida), Sonido Apokalitzin (Chilangos) Stereoadicta, Roma, Landrich, Monoplug, Los Estruendosos, The Caviars y algunos otros grupos que representaban la esperanza para que Morelia se convirtiera en una escena importante del rock nacional. Hoy en día algunos de ellos ya no existen, pero en su momento hasta autografiaban discos y toda la cosa.
Por nuestras páginas pasaron escritores consolidados que nos honraban al mandar textos inéditos o mínimo autorizarnos la reproducción de lo ya escrito: Rogelio Villarreal, Mauricio Bares, JM Servín, Guillermo Fadanelli, Sergio González Rodríguez, José Luis Durán King, Bibiana Camacho, Susana Iglesias, Mauricio Montiel Figueiras, Gaspar Aguilera, BEF y muchos otros que ahora escapan a la memoria. También participaban los amigos, esos que no eran ni escritores ni especialistas en nada, pero que traían ideas interesantes en la cabeza dignas de compartirse con los lectores. Y desde luego, llegaban colaboraciones de desconocidos que vía mail pedían unirse a las filas de Revés.
Como bien lo apunta Chava Munguía, ya encarrilados aprovechamos nuestro oficio periodístico para viajar a distintas ciudades y disfrutar de festivales de cine y otras reuniones artísticas, lo que a veces incluía cómodos hoteles con desayuno incluido y afters en las habitaciones con el consumo de todo tipo de brebajes no aptos para abstemios. En uno de esos encuentros conocimos a Tim Burton, con quien nos fotografiamos borrachos en algún bar de la ciudad momificada. Pero no todo era desmadre y destrucción, gente seria como Armando Casimiro y más recientemente Omar Arriaga escribieron brillantes notas de esa y otras reuniones del séptimo arte.
La parte gráfica de Revés se vio fortalecida con las colaboraciones del Chóstomo Inc., colectivo casi secreto integrado por René Rubio, Omar (Zicky) y Misra (Gestitos), quienes entregaron valiosas interpretaciones estéticas de acuerdo al tema de cada número. Además, René se apropió de “Cuadro por Cuadro”, columna dedicada al mundo de las historietas y los cómics. Otra amiga con mucho talento con el lápiz digital fue Kutzi Romero, que sorprendió a propios y extraños con la sección “Qué hacer en caso de”, parodia para prevenir accidentes con el mal gusto.
Josafat Pérez, cuando no andaba de pacheco, nos mandaba sesudas colaboraciones que abordaban un sinnúmero de temas, siempre abordados desde un estilo notable y bien reflexionado.
Conciertos, festivales de todo tipo, reuniones literarias y muchos eventos artísticos y culturales fueron cubiertos por una revista que además tuvo la suerte de ser invitada a reuniones de editores o exposiciones como la llevada a cabo en el Centro Cultural España, donde además de que nos imprimieron una portada en tamaño gigante, abrieron un espacio para interactuar con un público que nos compró todos los números que llevábamos en cajas de cartón.
Malos, buenos, regulares o excelsos, logramos publicar la increíble cifra de 70 números impresos, todo un record si consideramos que nunca se acercó un buen mecenas para financiar la revista, por lo que siempre recurríamos a la buena voluntad de patrocinadores que veían en la revista un buen medio para dar a conocer sus servicios y productos.
Total que luego de ocho años los editores y colaboradores envejecimos, se nos acabó la energía para buscar más dinero y nos dimos cuenta que el futuro ya no estaría en el papel, sino en las máquinas, con lo que Revés mutaba a Revés on line.
De eso, mañana les contamos.