Esta película experimental, justo como el estilo de Coleman, dirigida por Shirley Clarke, da apenas un ligero esbozo de quién fue este famoso compositor. La cinta gira en torno al concierto que realizó en su ciudad natal Fort Worth, Texas, a la cual regresó después de muchos años para que se le rindiera un homenaje y le fueran entregadas las llaves de su ciudad natal.
Ornette Coleman fue una de las figuras más importantes del free jazz, el arte de la improvisación, saxofonista de formación R&B que siempre buscó su expresión a través de la experimentación del ritmo, lo que obviamente lo llevó a ser señalado por transgredir los límites del jazz en aquel entonces.
A manera de crónica pero muy segmentada, cuenta los primeros años del músico en Texas, su infancia en un barrio pobre, con la intención de mostrar de dónde surge, un discurso conocido acerca de grandes estrellas que han sobresalido a pesar de la pobreza y marginación en la que vivió.
Un montaje entre realidad y ficción que nos sitúa entre la infancia del jazzista y su visión particular de la música, a través de una narración que más que contarnos una historia nos lleva a un punto de encuentro con la genialidad del músico, a través de colores y efectos de edición por supuesto ligados al sonido de Coleman.
ORNETTE: MADE IN AMERICA
Estados Unidos | 1985 | Inglés | Color, b&n | 77’
Dir. Shirley Clarke