Por Armando Casimiro Guzmán
En la sección de estrenos internacionales del FICM, se exhibió la película Carrie (2013), tercer largometraje en la carrera de la cineasta estadounidense Kimberly Peirce, quien acudió a la capital michoacana para presentar su trabajo y dialogar con el público que asistió a la función. Ésta es una nueva versión del clásico que Brian de Palma filmara en el año de 1976.
Carrie está basada en la novela homónima del escritor estadounidense Stephen King, un éxito de ventas inmediato que fue publicado en 1974 (en español se puede conseguir en la editorial DeBolsillo). Carrie White es una adolescente retraída, que ha sufrido años de abuso por parte de su madre, una fanática religiosa, que expía sus temores por medio de la violencia y la flagelación. En la escuela es relegada y agredida por sus compañeros de clase debido a su carácter introvertido y su vestimenta pasada de moda. Pero todo eso cambia cuando la chica se da cuenta que posee extraños poderes psíquicos… muy pronto todos conocerán su nombre.
Peirce se dio a conocer en 1999 con el interesante melodrama lésbico Los chicos no lloran (Boys don´t cry), fue hasta nueve años después que levantó la que sería su segunda película, el drama de excombatientes Stop-Loss (2008), que resultó un fracaso en taquilla. Después de permanecer algunos años en el anonimato le ofrecieron dirigir un proyecto que ya estaba armado, con los actores y el guion listos para iniciar el rodaje. El filme ya se estrenó en Estados Unidos con una respuesta ambigua del público norteamericano.
La cineasta comentó en Morelia que no puede evitar las comparaciones con la versión de Brian de Palma, pero que intentó no solo actualizar la historia sino establecer una visión propia de la obra. En esta nueva producción vemos cómo la directora agrega el elemento de las redes sociales como parte fundamental del acoso que recibe la protagonista, además de que añade una subtrama que en la cinta de 1976 no se toca, pero que si aparece en el libro, además de que lógicamente escuchamos una banda sonora más contemporánea.
Aunque Chloë Grace Moretz venía haciendo trabajos muy interesantes, la verdad es que no parece la adecuada para representar al personaje principal. Es inevitable hacer las comparaciones con Sissy Spacek, protagonista de la primera versión, quien con su cuerpo demasiado delgado y sus rasgos afilados, se antoja más una probable víctima de abuso que Cloë, quien es, por así decirlo, demasiado bella para este personaje. La directora habló de como hizo un trabajo muy intenso con ella para despojarla de ese nivel de seguridad y de confort, pero es algo que no se refleja del todo en la pantalla.
La versión de Kimberly Peirce es entretenida, marcha bastante bien hasta que, cerca del final empieza a moverse con torpeza con un par de escenas francamente risibles, es curiosamente esa culminación uno de los puntos fuertes de la versión de Brian de Palma. Como sea, Carrie podrá verse en cines a partir del 15 de noviembre, cuando sabremos si la historia logra enganchar con las nuevas generaciones.