Por Omar Arriaga Garcés
En Revés ya sabíamos de la existencia de dos tipos de comunicadores. Los periodistas y los noteros. Los noteros, como su nombre lo indica, son aquellos que se dedican a sacar la nota y no van más allá de decir lo que pasa (algunos incluso pueden ser incluidos en la subcategoría del comunicador copy–paste, o copia-pega). Puede ser algo fácil o difícil, dependiendo del planteamiento que se efectúe, pero, sin duda, a pesar de sus bondades informativas, una nota nunca contendrá varios ángulos del mismo evento, por lo que su profundidad puede ponerse en duda desde ya.
En cambio, los periodistas hacen gala de diversos géneros, diversos elementos narrativos, diversas maneras de expresión; modifican nuestra forma de ver los acontecimientos y nos hacen testigos de cuestiones que ni siquiera hubiéramos imaginado; manejan un contexto amplio y nos sitúan frente a lo que está ocurriendo. Pero hay que apuntarlo: no es cosa sencilla llegar a ser periodista. Uno los ve a lo lejos, solamente o, en algunas ocasiones, ni siquiera los ve, por la simple razón de que no los hay.
Con todo, durante el Festival Internacional de Cine de Morelia descubrimos una nueva modalidad de comunicador superlativo: el artista. Se trata de aquel individuo que tuvo una infancia atormentada, al cual su familia lo inscribía en concursos de poesía y declamación, y quien, muy posiblemente, ganó para su mamá una licuadora con alguna composición a la ingratitud de los hijos. Se trata de aquel periodista que, en pleno dominio de su arte, no sólo abarca el contexto de cuanto ocurre, sino que puede reformular los hechos: incluso, con su psicomagia, es capaz de poner en duda la realidad o de reinventarla, a partir de lo que escribe; por eso, también se le llama comunicador postmoderno. Francisco Valenzuela, nuestro líder e inspiración es único en esta categoría.
Pero no sólo tuvimos este descubrimiento. También caímos en la cuenta de la gran cantidad de comunicadores fans que se dan cita al FICM, por lo que decidimos bautizarlos con el nombre de groupies. “Qué buena está tu película, felicidades, para mí es una mezcla de arte y entretenimiento”, le decían a Alfonso Cuarón antes de preguntarle por Gravedad y su estreno.
“¿Cómo se te ocurrió invitar a Lady Gaga? ¿Es cierto que Lady Gaga te presionó desde la primera parte para aparecer en ella…? Felicidades, ojalá tenga mucho éxito tu película”, le dijo una conocida notera de la metrópoli michoacana a Robert Rodríguez, durante la presentación que éste tuvo con Danny Trejo en el Teatro José Rubén Romero. Inclusive, uno de los pocos comunicadores artistas, si no es que el único en Morelia, al terminar la proyección de Club sándwich, de Fernando Eimbcke, fue adonde estaba el realizador mexicano y, con lágrimas en los ojos, se le eimbckó y le dijo: “Eres un chingón”, Eimbcke le cerró un ojo y le respondió: “gracias”.
No creemos que las categorías de comunicadores estén todavía clausuradas, ya que se trata de una realidad en pleno devenir, por lo que si alguien conoce aún otro tipo de comunicador quizá la lista pueda seguir ampliándose. Por ahora, cambio y fuera.