Lo esperé durante meses y sé que la espera valió la pena, pues a pesar de un par de sustos, se trata de un disco muy bien realizado, con una producción impecable y rolitas bastante ricas, me refiero a Corazón, el más reciente de mi chamán, Carlos Santana.
Por Jorge A. Amaral
Este disco tiene su antecedente en 1999, con Supernatural, álbum con el que Santana se decidió a volver al mercado internacional, para lo cual congregó a gente como Dave Matthews, Rob Thomas, Everlast, Eric Clapton, Lauryn Hill y Cee Lo (sí, también Maná pero de eso no quiero hablar). El resultado: millonarias ventas, nueve Grammys y colocarse en el gusto de los más jóvenes o que eran ajenos a su música.
Con esa fórmula hizo en 2002 Shaman, con la participación de Michelle Branch (“The game of love”, de las canciones más adorables que he escuchado), Seal, Alejandro Lerner, Plácido Domingo, Chad Kroeger, Ozomatli y Dido, entre otros. Resultó ser un buen disco, aunque sin el impacto de su antecesor. En esta tónica lanzó All that I am (2005), con colaboraciones de Michelle Branch (otra vez), Mary J. Blige, Steven Tyler, Will I Am, Anthony Hamilton, Sean Paul y Los Lonely Boys (ya alguna vez reseñados en este espacio). Así, Supernatural, Shaman y All that I am resultan ser tres excelentes discos de pop salpicado del rock santanista.
En 2010 y 2012 se alejó de las colaboraciones y publicó dos discos muy diferentes de los anteriores y entre sí: Guitar heaven. The greatest guitar classics of all time y Shape shifter. En el primero escuchamos a un Santana tocando sus canciones favoritas de rock haciendo no covers, sino auténticas reinterpretaciones, y en el segundo, nos reencontramos con ese Santana jazzista de Caravanserai (1972), Borboletta (1974), Illuminations (1974), The swing of delight (1980) o Blues for Salvador (1987). Por eso Shape shifter es un disco para quienes saben lo que Carlos Santana es capaz de hacer con las seis cuerdas de su guitarra.
Pero retomando la sana tradición de los duetos, a inicios de este año salió (primero en iTunes y luego en tiendas) Corazón, con la diferencia de en esta ocasión y a diferencia de sus antecesores, predominan los latinos brindando algunas buenas sorpresas.
Entrando en materia, el disco abre con “Saideira”, en voz de Samuel Rosa, vocalista del grupo brasileño Shank. Pura fiesta y buena onda para ponerse a tono con un tema que habla de un paradisiaco lugar a donde todos deberíamos ir.
El segundo track es el clásico “La flaca”, aunque yo reprocharía que la cante Juanes y no el vocalista de Jarabe de Palo; sin embargo, el colombiano la canta bien y si ya con sus intérpretes originales la guitarra se sumamente sensual, Santana le agrega un feeling más bluesero con un arreglo más potente que la rumba original. Una versión que no demerita en absoluto.
Otra reinterpretación es el tercer corte, “Mal bicho”, de Los Fabulosos Cadillacs, ésta sí con sus creadores, con la salvedad de que la imponente sección de metales que escuchamos en la versión original y que hizo las delicias de las tardeadas noventeras, ahora es atenuada para dar paso a esos solos con los que Santana nos ha hipnotizado desde 1968.
Dicen que ahora, además de escribir un libro, plantar un árbol y grabar un disco, también hay que hacer un dueto con Pitbull. Santana no podía dejar de estar en la lista de los más de 60 artistas (ya los conté) que han colaborado con este cubano y hace un remake de “Oye como va” titulado “Oye 2014”, nada extraordinario musicalmente hablando, pero estoy seguro de que en más de algún antro ha sonado pues es un hecho que las canciones en las que colabora el duetista por excelencia están diseñadas para mover el trasero.
Si eres amante del reggae, el quinto track te va a gustar pues con Ziggy Marley y Choc Quib Town se rehace el clásico de Bob Marley “Iron Lion Zion”, muy fiel a la original.
Como para que no se nos haga costumbre, el esquema planteado hasta ahora se rompe con “Una noche en Nápoles”, un exquisito bolero en colaboración con el trío integrado por Lila Downs, Soledad y Niña Pastori, con Carlos Santana tocando la guitarra española.
Gloria Estefan es la encargada de cantar otra de las muchas canciones de amor que contiene este disco, “Besos de lejos”, casi tan melosa como “Margarita”, en voz del bachatero Romeo Santos. Por fortuna este tema es de lo más alejado al género en que trabaja este cantante, incluso suena, no digamos que bien, dejémoslo en bonito, tanto que mientras la escuchaba a bordo del carro, a las doce de la noche y en carretera bajo la lluvia rumbo a mi pueblo, me hizo sonreír como idiota.
Imperdible en Corazón es “Yo soy la luz”, una rumba muy a lo Santana con las participaciones del saxofonista Wayne Shorter y Cindy Blackman Santana en la batería, una pieza permeada de jazz con influencias de Poncho Sánchez pero también de John Coltrane.
Por lo anterior es que recomiendo escuchar Corazón, pues con este álbum Santana nos pone en claro que a sus más de 60 años puede mantenerse vigente y renovándose, pues este disco tiene un sonido más fresco, más pop rock, muy para enamorarse y regalar flores, pues como dijera al explicar el nombre del disco: “La mente alberga muchas dudas, pero el corazón nada más abraza el fuego, porque es casa de la luz”.