El séptimo disco de My Morning Jacket tiene una gama de sonidos tan variada que difícilmente nos podemos cerrar a etiquetarlo solo por un camino, pues si Compound Fracture nos suena a década de los 80, con Like a river todo apunta a un fino folk con coros que se recargan en un juego de percusiones y rasgueos ideales para cerrar los ojos y guardar absoluto silencio.
Y eso que no hemos hablado del track que inicia todo: Believe (Nobody Knows) un emotivo canto lleno de optimismo y cielos azules.
La banda que encabeza Jim James nos ha entregado una placa que seguimos descifrando, pues en el cuarto tema todo salta a un viaje un tanto psicodélico, con algo de progresivo, sintetizadores y guitarras sordas que después conectan con el acústico de Get the point, el cual nos gustaría pensar que James inventó mientras una fogata y varios amigos lo rodeaban. Es de esos temas tan sencillos que se pueden convertir en clásicos, en los que uno pedirá en los conciertos.
Tal paréntesis es para dar pie a Spring (Among the living), donde obtenemos más progresivo, una pulcra y extensa composición enriquecida con la incorporación de coros femeninos que terminan por darle el toque de góspel a este recorrido que comienza su segunda parte.
¿Queríamos más psicodelia? Basta con ponerle play a Thin line y descubrir esa delgada línea entre los psicotrópicos y simplemente no saber por qué nos sentimos así de bien. Luego vendrá otra vez el rock más clásico y norteamericano con Big Decisions, donde el teclado es lucidor, además de un estribillo con ganas de convertirse en sencillo exitoso.
Como ya casi se acaba el disco, es hora de sumergirnos en el misterio de Tropics (Erase Traces), cuyo intenso intro rompe tras una batería que anuncia otra canción de coros hechos por magníficas voces del mal llamado sexo débil, para después obsequiarnos guitarrazos esplendorosos.
Todo termina con Only Memories Remain, otra rola tan personal que intuimos James la ha obsequiado a la banda, el tema perfecto para cerrar un disco que cumple con las expectativas, y eso que éstas no eran nada sencillas, tomando en cuenta el glorioso recorrido de la banda originaria de Kentucky. Carajo, el top de los buenos discos en 2015 empieza a ponerse bien reñido.