Por Óscar Quevedo
Es viernes y te tragas todo el humo, los empujones, la espera. Sin embargo la magia aparece, aunque sean ya casi casi las doce de la noche, cuando por fin sube al escenario Chico Trujillo, ante la emoción de la gente que se empezaba a impacientar y pedía con silbidos la llegada de la música. Cerca de 120 personas entradas en alcohol, acaloradas, formando abstractas figuras de humo.
Es la primera presentación de esta agrupación chilena en Morelia, la acuosa; y quién sabe cuánto tiempo más tendrá que pasar para volver a verlos en tierras michoacanas. Hay mucha expectación, los pies están impacientes, apenas pudieron hacer un calentamiento previo con Los Tropicuyos. El salón poco a poco se llena y está repleto de gente que se dará un festín, una precelebración premonitoria.
Empieza la música, las trompetas suenan y la gente se vuelve loca, pues disparan contra ellos una y otra vez ritmos deliciosos, bailables. Y aunque apenas hay espacios libres, se las ingenian para crear uno propio donde puedan crear sus mejores pasos. En un momento Aldo Asenjo baja del escenario, mismo que tuvo que ser agrandado para la ocasión por la cantidad de los integrantes, y canta muy de cerca con sus fans, los de las primeras filas, les pasa el micrófono y la gente y la banda se vuelven uno.
Chico Trujillo ha logrado conectar con el público. Gran pecador, vas a bailarla completa, desenfadado en bermudas, una noche llena de guiños y referencias musicales, una Copa América que se juega en la pista de baile. Una copa sabrosa que todos podemos ganar, como unos besos de caramelo que nos hacen llegar al cielo, nos hacen hablar con dios. El toquín se vuelve algo colectivo, una creación de todos, sólo con estar presente y bailar, sólo o sin pareja, no importa, la música inspira.
El momento cumbre de la noche llega cuando tocan la canción Loca, que corean al unísono todas las gargantas, previamente lubricadas con alcohol. Después de hora y media intensa, se retiran del escenario, para ser bombardeados por los cantos locales que gritan cada vez más fuerte oeee oe oe oeee chicooo chicooo, después un regreso para interpretar la última: Chatito, y terminar un recital que dejó complacidos a todos.
Chico, te vuelvo a dar las gracias. No me busques cuando yo me vaya. Cumpliendo ampliamente las expectativas, te vuelvo a dar las gracias.