Hay hallazgos que lo ponen a uno de muy buen humor, que lo enajenan y quisiera gritar a los cuatro vientos la frase “¡tienes que escuchar esto!”
Eso me pasó la semana pasada, cuando por fin me hice de alrededor de 30 discos de Fania All Stars, esa súper orquesta que estuvo integrada, entre otros, por Héctor Lavoe, Celia Cruz, en su momento Tito Puente, Rubén Blades, Willie Colón, Wilfrido Vargas, Cheo Feliciano, Jorge Santana, Mongo Santamaría.
Y es que en esta agrupación se aglutinaron los más destacados músicos latinos del sello Fania Records, de Nueva York, allá por 1968. Así, esta orquesta, con sus diferentes formaciones y colaboradores, ha sido un referente, primero, de la salsa, y segundo, del jazz latino, sobre todo por discos como Social change, de 1981. Pero esta semana y retomando la sana costumbre de hablarles de la música que me gusta, les recomiendo un discazo en vivo: Habana jam, de 1979.
Teniendo muchos álbumes de estudio, para esta entrega he optado por uno en vivo dado que ese es el fuerte de la Fania, tan es así que sus primeros discos fueron grabaciones en concierto en diferentes foros y países, y habiéndose formado en 1968, no fue sino hasta 1976 que grabaron su primer material de estudio, Tribute to Tito Rodriguez. Por eso considero que las descargas y las sesiones en vivo transmiten más el espíritu de la Fania All Stars.
Para Habana jam la orquesta estuvo integrada por 20 músicos de extraordinaria calidad que ese 3 de marzo del 79 pusieron a bailar a la audiencia de principio a fin, y es que cómo no hacerlo si desde el primer corte, Descarga a Cuba, nos ponen de manifiesto que no estamos ante músicos improvisados o medianos, sino ante auténticos maestros de su instrumento y de los ritmos latinos como la salsa, el sol montuno, el guaguancó o la rumba. Si a eso le sumamos el que en plena Guerra Fría una agrupación neoyorkina se presentaba en plena isla, el concierto bien puede considerarse histórico.
Ya después de la presentación oficial a cargo del eterno director y artífice de esta agrupación, Johnny Pacheco, la Fania nos deleita con Nací moreno en voz de su autor, Luigi Texudor, una extraordinaria oda al color de piel que “tiene candela”. Y cómo no nacer moreno si “nací de la rumba y el sabor lo heredé del guaguancó” en una extraordinaria pieza de más de diez minutos en los que la Fania nos indica por qué a la fecha es un referente en la música latina y los ritmos afroantillanos.
Debo admitir que dado mi color tostado, al escuchar ese excelente solo de piano a cargo del gran Papo Luca, la piel se me ha puesto como de gallina, habiendo tenido que subir el volumen, cerrar los ojos, marcar compás con el pie y al final exclamar un sonoro “¡no me chingues!”, y es que la salsa, al estar tan hermanada con el jazz y quizá por ello, también, si es bien ejecutada, se vuelve hipnótica y puede llevar a una suerte de clímax.
Bajando un poco la intensidad, Tres lindas cubanas es un son exquisito y bailable, cadencioso a más no poder, no se diga cuando aparece el maravilloso violín del cubano Pupi Legarreta que, de verdad, no le pide nada a ningún solo en ningún otro género, y si ello lo aderezamos con el virtuosismo en los timbales de Orestes Vilató, la pieza es sencillamente apabullante.
Llévale, sin bajar el ritmo, constituye una especie de remanso después de los arrebatos en los cortes previos, y es que si usted está bailando puede que no note la diferencia, pero al simplemente escuchar, atestiguar la calidad de los solos puede ser extenuante, por eso estos temas se agradecen tanto en los discos, pues si no, imagínese, es como tener un orgasmo tras otro sin parar, sin siquiera descansar, así, canciones como Llévale, que no tienen solos apabullantes pero son igual de buenas, son como la plática de cama entre sesión y sesión, como lo es quinto track, el popurrí Mi gente / Barbarazo, en voz de Héctor Lavoe y Wilfrido Vargas, dos de los más grandes gigantes de la salsa acompañados por una sección de metales que es, sencillamente, imponente, como suele ser en este género.
En voz de Pete El Conde Rodríguez, la exquisitez se hace presente con Menéame la cuna, retomando esa cadencia que hipnotiza como movimiento de caderas, que me tiene tecleando sin parar, a mis dedos escribiendo al compás de esa delicia hasta llegar al excelente solo de tres a cargo del cubano Nelson González, que me remite a los primeros discos de la Fania en que Jorge Santana hace las delicias con su guitarra eléctrica. Y bueno, Juancito Torres con su trompeta llega a rematarlo a uno por si todavía tenía dudas sobre esta maravilla, que al terminar uno sólo puede agradecerles por haber hecho música con tal calidad.
Para cerrar el disco, Castellanos jam, una maravilla de principio a fin, ideal parea cerrar un concierto perfecto que gracias a Shangó fue grabado para la posteridad, para que pudiéramos escucharlo y bailar con él, por eso les recomiendo Habana jam, de Fania All Stars. Salud, esta vez con ron.