Arrancó por fin la decimonovena edición del Tour de Cine Francés con el thriller psicológico Un ilustre desconocido (Un illustre inconnu, 2014), tercer largometraje de Mathieu Delaporte, quien cuenta con una ya larga carrera como guionista y dramaturgo.
La película tuvo su estreno desde noviembre del año pasado en Francia y hace su presentación formal en nuestro continente (no tuvo estreno comercial en los Estados Unidos) gracias a este evento cinematográfico, que conforme pasan los años, va afianzando su arraigo en el territorio nacional.
Sébastien Nicolas es un ermitaño agente inmobiliario quien solamente encuentra cierto consuelo cuando puede imitar a los demás. Pero Sébastien no se conforma solamente con plagiar los gestos, las frases y el tono de voz de quienes le rodean. Él va por más, aprovechando las ventajas propias de su oficio invade las casas de sus víctimas, intenta vivir sus vidas al lucir exactamente como ellos, replicando sus costumbres, su ropa, su calzado y hasta su apariencia física. Pero su insano pasatiempo tarde o temprano lo llevará a cruzar ciertos límites de los que será imposible volver.
Delaporte, quien es conocido sobre todo por sus trabajos en teatro y televisión, obtuvo cierto reconocimiento en el mundo del cine gracias a una comedia, El nombre (Le prénom, 2012), adaptación de una de sus obras de teatro más conocidas. Para El ilustre desconocido, decidió intentar con un género diferente, para ello recurrió de nuevo al guionista Alexandre de la Patèlliere (con quien había trabajado en todos sus filmes anteriores) para coescribir el texto de lo que ahora es su más reciente producción fílmica.
Entre los aciertos de la cinta encontramos la gran interpretación, en un doble papel, del actor Mathieu Kassovitz (muchos lo recordarán por su discreta pero efectiva participación en Amélie y por haber ganado el premio a mejor director en Cannes con El odio en 1995). Delaporte nos muestra un París, sombrío y grisáceo, muy alejado del que nos muestran las postales turísticas, algo que le viene muy bien a una película con pocos diálogos. Su narrativa convencional se apoya en una serie planos cerrados para ir conformando un personaje inquietante y siniestro, a partir del cual se van generando algunos giros frágiles pero interesantes.
En cambio, la necesaria introducción del drama paternal como engranaje de la historia, es la causa de los pocos momentos flojos del filme. Debido a ello, algunas escenas se alargan innecesariamente, pero no lo suficiente como para restar méritos a una cinta que sabe mantener la atención del espectador de principio a fin.
Un ilustre desconocido es una mirada al mundo de la soledad en un mundo sobrepoblado. El protagonista se queja amargamente de ser una simple recopilación de datos como edad, peso y talla, sin una conexión real con la sociedad (“he llevado 42 años de no existencia”, recita en una de las escenas cruciales del filme). Y es que podemos estar conectados en todo momento a las redes sociales, pero ¿conocemos realmente a los demás? Gran recomendación para ver en estos días en el Tour de Cine Francés que apenas comienza.