Para cerrar la doble jornada de Largometrajes Mexicanos en competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), se presentó Te prometo anarquía (2015), tercer trabajo de ficción que firma Julio Hernández Cordón, el cual fue recibido con una sentida ovación al terminar la función de prensa de este miércoles. La película venía haciendo ruido desde que estuvo en la selección oficial del Festival de Cine de Locarno y ya en su paso por la capital michoacana enderezó un poco una sección que había estado bastante flojita.
¿Justifica el entusiasmo la cinta de Julio Hernández?, lo cierto es que hay motivos para festejar. Algo que parecía tan simple como la relación homosexual de dos chicos del ambiente skate, que entre sus manías se encuentran las de tener relaciones sexuales en un tanque abandonado y vender sangre para los hospitales, desde los primeros minutos expande sus horizontes tocando una serie de temas presentes en la cotidianeidad de los mexicanos (los ecos de una manifestación invisible en el Monumento a la Revolución).
Y es que ni Diego Calva ni Eduardo Martínez (alias “Pelukaz”), son actores profesionales y debieron entrarle con todo a los besos y arrumacos para darle algo de credibilidad a sus personajes. Y aunque el desempeño es desigual (mejor Diego Calva que Pelukaz), no es algo que eche a perder el trabajo en conjunto. Julio Hernández no tiene empacho en contar que los contactó por Facebook buscando perfiles de chavos adictos a la patineta y por lo que se ve, no fue difícil convencerlos, ya que como aclaró el propio Pelukaz: “haces cualquier cosa por salir en una película”.
Aunque escribe sus propios guiones, el director confiesa que es en el set en donde verdaderamente se empieza a gestar la película, la locación, los actores y el ambiente son los elementos que van definiendo lo que se va a filmar. El guion solo es una especie de guía a la que se recurre muy ocasionalmente y en este caso, la medida dota de frescura y espontaneidad a la narración.
La desaparición forzada de personas es en México, una de las grandes tragedias de los últimos años. Te prometo anarquía toca el tema, de refilón si se quiere, pero ahí están, decenas de personas vendiendo su sangre, arriesgando su salud para sumar algunos pesos a sus menguados ingresos. “No quise hacer una película panfletaria. Pero quería hablar un poco de esta guerra que vivimos en México pero de la que poco se dice. Hablar de las desapariciones es hablar de la impunidad y la desigualdad en la impartición de la justicia en nuestro país”, declaró el cineasta.
Pero al final, Te prometo anarquía confirma la intención del director de no encadenarse a la denuncia y concentrarse en la historia de amor entre los patinetos enamorados, que es la que da cohesión a la historia con su sexualidad, con sus celos y hasta con sus situaciones humorísticas. Y ahí queda la obra de Julio Hernández, que junto a la de Rodrigo Plá, se sitúan hasta el momento como las favoritas del FICM.