La ceremonia para celebrar un año nuevo p’urépecha simboliza la unidad del pueblo para no dejar las tradiciones que poco a poco comienzan a perder fuerza, como es su dialecto, que en los últimos años se nota una minoría en sus hablantes.
El descubrimiento de América por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492 provocó que a inicios del siglo XVI Hernán Cortés pisara tierras mexicas y comenzara con la conquista de México, convirtiéndose en el primer marqués del Valle de Oaxaca y capitán de la Nueva España.
Las culturas que predominaban en el territorio mexicano era la totonaca, olmeca, maya, mexica (azteca), tolteca, teotihuacana, paquime y la p’urépecha. La única cultura que no pudo ser conquistada por lo españoles fue esta última, la cual se ubica geográficamente en lo que hoy es el estado de Michoacán, la parte sur de Guanajuato y región norte de Oaxaca. El territorio se divide en cuatro regiones que son: Japóndarhu (lago), Exáramani (Cañada de los once pueblos), Juátarisi (Sierra) y Ciénaga de Zacapu.
En la actualidad existen culturas que dentro de su región siguen practicando y/o llevando a cabo rituales que en la antigüedad se realizaban.
El Año Nuevo P’urépecha se lleva a cabo con base en el calendario azteca durante la noche del 31 de enero y la madrugada del 1 de febrero. En esta ocasión la sede para encender el Fuego Nuevo en honor al Tata Kurikaveri (símbolo de Año Nuevo) fue en la comunidad de Arantepacua, municipio de Nahuatzén, Michoacán.
Día 1
Los dientes rechinaban de frío, los pies no se sentían, pero con el paso del día la temperatura comenzó a aumentar y todo se volvió más cálido y el recorrido más ameno. Era una población cercana a Pátzcuaro de nombre Huáncito y el reloj marcaba las 7 de la mañana del 29 de enero.
Los símbolos p’urépechas se encontraban en la plaza principal de Huáncito, lugar donde comenzó el recorrido hasta llegar a Arantepacua, sede para celebrar el Año Nuevo P’urépecha 2016.
Todo parecía una peregrinación, de esas que se realizan en la religión católica, pero en este caso al frente caminaban en dos filas y paralelamente seis mujeres que llevaban en sus manos incienso, atrás de ellas una mujer con la bandera p’urépecha y a su lado un hombre sujetando un bastón que simboliza la sabiduría; por otro lado se encontraba el calendario (piedra de origen volcánico con forma de Cue).
Las personas que se querían añadir al recorrido eran bienvenidas, entre la gente se encontraban jugadores de huarukua soplando unas caracolas, sonido que acompañó a los tres días de celebración.
El recorrido fue a la antigua, caminando por los viejos senderos hasta llegar a los linderos que separan un pueblo de otro. En el momento en que se iban a pisar tierras ajenas, se hacía entrega del bastón de la sabiduría y un ritual donde se pide permiso para poder adentrarse a un lugar de donde no son, y de esta manera unir fuerzas entre los pueblos.
Durante el recorrido se hicieron dos paradas, la primera fue al llegar a la población de Pichátaro, lugar donde la comunidad ofreció agua y comida para poder continuar con el camino, de la misma manera, mientras se consumían alimentos, se hizo un programa cultural donde además de poder ver danzas y bailes, también se realizó un ritual para la espiritualización y la sanación con incienso.
El camino continuó, el sol comenzó a bajar y de pronto ya no se veía nada más que las luces de las antorchas, la luna y las estrellas; la segunda parada fue en la comunidad de Comachuen, población que nos recibió con banda y todos alegres bailando el “Toro Pinto” nos dirigimos a las plaza principal de la población donde ofrecieron hospedaje a quien quisiera dormir ahí.
Día 2
El recorrido comenzó poco después de las 10 de la mañana desde la población de Comachuen. En esta ocasión sólo se pasó por el lindero con Turicuaro y posteriormente con Arantepacua. La llegada fue en la tarde-noche del 30 de enero.
Día 3
Después de que se trasladaron todos los símbolos p’urépechas de Huáncito hasta a Arantepacua, el día 31 de enero comienzan los rituales para recibir el Año Nuevo P’urépecha.
Eran las 5 de la mañana del 31 de enero y todos caminamos hasta la punta de la colina más cercana para hacer el ritual al amanecer, el cual consiste que con tan sólo el ruido de las caracolas ver hacia los cuatro horizontes para llenarnos de energía y recibir el viento de las cuatro regiones de los p’urépechas y poco minutos levantar las manos con dirección al sol hasta que este termine que subir y pueda ser observado por todos.
Durante el resto de la mañana se podían observar artesanías en la calles de la periferia de la plaza principal, así como juegos de huarukua y un programa de cultural donde se pudieron apreciar bailes, danzas y prirekuas.
Se instala una yácata en el centro de la plaza principal donde a media noche se apagan las luces, el silencio se inmiscuye entre todos los presentes, nuevamente lo único que se escucha es el suspiro de la persona que se encuentra a un lado, el sonido de las caracolas. A media noche se enciende el Nuevo Fuego P’urépecha y a todas las personas que asistieron se les da un ocote, el cual se enciende con el Fuego Nuevo para recibir la energía que otorga el elemento renovado.
Juchari Uinhapekua (Fuerza y unidad del pueblo p’urépecha).