Paisajes desolados e increíbles, con climas extremos donde parece que no hay más vida más que la naturaleza, alejados de toda esperanza, sobrepoblados con un instinto de supervivencia inimaginable; en tales escenarios se desarrolla esta cinta documental de Pieter- Jan De Pue, su ópera prima después de años como fotógrafo de la Cruz Roja Internacional y Caritas Internacional.
La película fue rodada durante siete años, bajo condiciones realmente difíciles donde el director quiso mostrar ese vacío de poder que existe en Afganistán, un país devastado de muchas maneras por la guerra. El director utilizó una mezcla de realidad con ficción, una técnica que se usa mucho en el cine documental contemporáneo.
Durante la casi hora y media de cinta, se brinca de la historia de un grupo de niños convertido prácticamente en una pandilla que se sitúa en una de las fronteras de Badajshán, donde roban a todo el que pasa por ahí, a otro grupo de niños que se dedican a desenterrar minas y juntar metal de los sobrantes de los ataques estadounidenses para intercambiarlo por dinero, comida o electrónica, y finalmente a otro grupo de soldados americanos que se dedican a anular los avances del Talibán en aquel territorio.
Es interesante la manera en la que el director aborda estos difíciles temas, porque no los victimiza, en su narrativa intenta mostrar la realidad de aquel territorio en un sentido más amplio quizá, donde tantas realidades tienen que coexistir al mismo tiempo para que no desaparezcan entre sí.
La cinta recibió en el Festival de Cine de Sundance un premio especial por su fotografía, y es de esperarse porque los escenarios en los que construye y reconstruye la travesía de vivir en un mundo olvidado es excepcional. De tal manera que nos coloca junto a esos niños que de pronto en su juventud han perdido total inocencia y ahora se dedican a robar e intercambiar opio, el cual pesan en comparación a las balas Kalashnikov; o junto otro pequeño que no solo ha perdido su infancia sino su pequeña pierna por el riesgo latente de dedicarse a desenterrar minas del desierto por un poco de dinero pero que en su afán de fe le habla a este artefacto metálico como si pudiera escucharle y convencerle de que no lo mate.
Sin duda la guerra ha dejado un abismo en este mundo, ahora controlado por el tráfico de lapislázuli, armas y explosivos. Un paisaje demolido donde lo único que queda es la esperanza de juntar todos los pedazos y reconstruir todo.
The Land of the Enlightened – Trailer from gebrueder beetz filmproduktion on Vimeo.
La cinta tendrá proyecciones los siguientes días, durante la onceava edición de Ambulante en la ciudad de Morelia:
Lunes 9 de mayo
Teatro José Rubén Romero
18:00 hrs.
Entrada libre
Martes 10 de mayo
Museo Casa Natal de Morelos
20:00 hrs.
Entrada libre
Miércoles 11 de mayo
Auditorio de la CSAM, en UNAM Campus Morelia
16:00 hrs.
Entrada libre