Por Antonio H. Vargas
Colorido visual y aromático inunda la calzada de Fray Antonio de San Miguel en Morelia. Infinidad de aromas que nos llevan por los caminos de bosque, macha multicolor traída de una comunidad indígena que nos muestra un ápice de una tradición artística, aunque cristiana. Tumulto de personas que se congregan para apreciar lo recién hecho por artesanos del aserrín y las flores; el Cristo de la música pasará por los tapetes puestos.
El Festival de Música de Morelia en su XXVIII edición, trae nuevamente a artesanos de la comunidad de Patambán en la Meseta P´urépecha, pertenecientes al municipio de Tangancícuaro.
Este año en los tapetes que los artesanos elaboraron se mostró un espíritu muy patriótico y local, ya que gran parte de ellos muestra rostros de nuestros principales músicos y compositores mexicanos José Alfredo Jiménez, otros tapetes mostraban lugares emblemáticos de los principales municipios de Michoacán.
Además de la belleza colorida de los tapetes de Patamban, también había adornos de papel picado que fueron hechos por manos de artesanos del municipio de Paracho, así como un globo de cantoya elaborado por los mismos que lucía imponente a la mitad calzada.
No podía faltar en el evento artístico la música, y es que los niños del Coro de la Trasformación Miguel Bernal Jiménez y al piano Janeth Rivas nos deleitaron con sus bellas voces infantiles, cantado melodías de Cri-Cri como El negrito Cucurumbé, El ropabejero, La bruja y Los tres cochinitos. Cabe resaltar que este coro creado en el 2014 es un proyecto que integra a niños de colonias marginadas, principalmente del sur de Morelia, para enseñarles música y así crearles el amor por ésta.
Finalmente la agrupación Imperial Kikiristan se hizo presente en esta muestra de tapetes esto para amenizar con su música al público que ahí se encontraba; se trata de una agrupación de seis músicos que reúne todo su talento con interacciones con el público, algunas bromas, cantos, bailes e improvisación. Con 10 años de trayectoria y más de 30 países en mundo, propinaron una tarde grata y de locura al público que se dio cita en la Calzada de Fray Antonio de San Miguel.