La premiación a las diferentes categorías de filmes se entregaron después de una intervención del fotógrafo estadounidense Spencer Tunick, donde mostraba su quehacer en las ciudades de San Miguel Allende y Guanajuato, y prosiguió con el director Udo Kier haciendo las veces de conductor de un evento donde la gran ganadora de la noche fue la japonesa Mitsuyo Miyasaki por su corto Tsuyako.
Pero antes, algunos premios con carácter especial dieron cauce a los ganadores. En el Concurso de Guión 2011, convocado por el Instituto Mexicano de Filmografía, el GIFF y otras instituciones, donde se recibieron 108 trabajos para cortos y 116 para largometraje, los vencedores fueron respectivamente José Luis Solís con El hombre bueno y Raquel Barreda Villarreal con Té de azar, quien agradeció a muchos de sus maestros, entre los que estaban Hugo Argüelles y el ya finado Alí Chumacero.
Una beca Entertainment Bussines Management de un año para Enrique Sánchez, por 34 mil dólares, para producir una película en Canadá fue entregada por el Vancouver Film Group antes de que el Cortometraje de Fícción Internacional Misschien later (Al ratito) de la belga Moon Blaise, recibiera “por mostrar los fragmentos de desolación humana” al privilegiar el desarrollo tecnocientífico en detrimento de la bondad y la ternura humanas, el Premio Signis-México en dicha categoría; lo que no fue todo: Blaise también se hizo acreedora al Premio Mujeres en el Cine y la Televisión por la misma cinta.
Asalto al cine, primer largometraje de la mexicana Iria Gómez ganó el Premio de la Prensa, en tanto, La función perfecta, Padre nuestro, de Marco Zapata y Olga Segura, y El zafiro eterno, de Omar Flores, de las universidades de Artes Digitales, Tecnológico de Monterrey y del Centro de México, respectivamente, obtuvieron Mención Honorífica, Primer Lugar y Premio del Público en el Rally Universitario, al que ocho universidades optaron este año por realizar un cortometraje en las calles de Guanajuato en 48 horas, después de lo cual iniciaron las premiaciones oficiales.
Y volveré, film fantástico y de terror, de Edgar Nido, ganó en corto guanajuatense. En Documental Corto Internacional Smolarze (Quemadores de carbón), del polaco Piotr Zlotorowicz, se alzó con el triunfo, mientras que en Documental Largo Internacional el galardón fue para Bombay beach de Alma Har’el, de los Estados Unidos. En Documental Mexicano hizo lo propio Jacaranda Correa con un trabajo sobre la transgeneridad Morir de pie.
A su vez, en Cortometraje Experimental Internacional, se impuso Drexciya, de Akosua Adoma Owusu, originario de Ghana. Mientras que en Animación Internacional hubo Mención honorífica para El último troll de Noruega, de Pjotr Sapegin, siendo ganador David OReilly de Alemania con el divertidísimo corto El mundo exterior, uno de los pocos premiados que asistió al evento. Udo Kier se veía feliz, yendo de un lado para otro y abrazando a las actrices.
También con el tema de la transgeneridad, De este mundo, de la realizadora Fernanda Valadez, ganó en Mejor Corto Mexicano, cuando apareció sobre el escenario Mitsuyo Miyasaki para ser premiada en Corto de Ficción Internacional por Tsuyako, cuyo argumento es el de una joven mujer casada que desde la infancia mantiene una relación amorosa con una amiga a la que tiene que abandonar por sus compromisos sociales. Inspirada en la madre de la directora japonesa, quien afirmó que su madre tuvo que sacrificar mucho por el bien de su familia.
En Ópera Prima Mexicana el premio estaba cantado, cuando Entre el día y la noche, de Bernardo Arellano fue voceada como la ganadora, nadie pareció sorprenderse. Y, finalmente, del país invitado, Corea, el jovencísimo cineasta Hong Jin/roh, con Boy, conquistó el premio a Mejor Ópera Prima Internacional, tras lo cual Tsuyako fue proyectado antes de que Sarah Hoch diera por terminado el festival con un video de clausura, agradecimiento a los patrocinadores, que hacen del GIFF un evento gratuito, y presentación de todo su staff de producción y planeación, sin que se mencionara, no obstante, el país invitado a la siguiente emisión.
El carácter de los premios
Tres rasgos positivos y uno negativo a nivel de imagen y organización se sacan en claro de las premiaciones del GIFF: primero, la presencia de las mujeres cineastas es impresionante, con igual o mayor número de galardones totales que los hombres; segundo, la transgeneridad es fundamental en la visión de varios realizadores de nuestros país y; tercero, la apertura del festival es amplísima, en temas, técnicas, edades y geografías. Por desgracia, muchos ganadores no pudieron presentarse al evento, lo que sin duda hizo que desluciera un tanto.
De trece premios, sin contar el Rally Universitario, ocho mujeres se hicieron acreedoras a un total de nueve, al ser Moon Blaise quien con Al ratito, se alzara con dos galardones especiales, lo que nos habla del carácter incluyente del festival, pero, asimismo, de la visión de su directora, Sarah Hoch, dando igualdad de posibilidades a quienes históricamente han sido ciertamente relegadas por los cotos de poder, trátese del ámbito de que se trate.
Dicha apertura pudo verse reflejada en el tratamiento de los temas, uno de los cuales fue, apareciendo en al menos cuatro trabajos, dos mexicanos y dos extranjeros, el de la transgeneridad; por la que a últimas fechas se ha alzado la voz en este país por una igualdad de derechos. Tanto Jacaranda Correa como Fernanda Valadez lo tuvieron en mente al subir a recibir sus reconocimientos.
Sobre el tercer punto, ha sido un acierto de Hoch mantener una actitud tan abierta hacia lo que apenas se está construyendo y haciendo camino: por número de invitados, participantes y menciones honoríficas, que se entregaron a un sinfín de jóvenes cineastas de las más diversas geografías, con trabajos de gran calidad, ya puede el GIFF estar satisfecho por la labor realizada este año. En efecto, ser universal implica sentirse como en casa con lo más grande, lo mejor, lo más digno y admirable, pero, para aspirar a ello, la responsabilidad debe ser sostenida, el esfuerzo constante y mayúsculo. No son demasiados los que lo consiguen.
Por desgracia, sólo faltó que se presentaran a sus premiaciones entre cinco y siete acreedores de reconocimientos que, uno entiende, en el caso de Ghana, tal vez sea difícil trasladarse a México; no obstante, pareció una descortesía de algunos invitados y un desacierto logístico que termina haciendo quedar mal a un evento de gran calidad, el que los cineastas no llegaran, enviando sólo mensajes.