La mañana de este lunes, artistas con quienes la Secretaría de Cultura mantiene adeudos cumplieron su promesa de tomar el edificio sede de la dependencia como una medida de presión, una vez que han agotado otras instancias. Sin embargo, como respuesta institucional los creadores fueron recibidos por elementos de la policía estatal quienes los amedrentaron para que desistieran de sus acciones.
Antes de las 9:00 horas varios de los artistas ya estaban en las instalaciones de la Secum, colocaron algunas cartulinas de protesta y exigieron un diálogo con la secretaria de Cultura, Silvia Figueroa Zamudio. Al mismo tiempo, trabajadores de la dependencia salieron del edificio y decidieron apoyar el movimiento, sin olvidar que al menos 50 empleados eventuales están en una situación similar: con pagos retrasados, violaciones a sus contratos y una incertidumbre sobre su futuro laboral.
Los artistas esperaban que saliera Figueroa Zamudio, pero quien llegó fue un convoy de policías que de inmediato exigió desalojar el edificio o atenerse a las consecuencias. Después de cruzar palabras y uno que otro empellón, la situación se calmó y los uniformados abandonaron el lugar, dejando una sensación de vulnerabilidad entre los manifestantes, que señalaron sentirse reprimidos.
Nosotros no fuimos
Minutos después de que la policía se fuera, el secretario particular de Silvia Figueroa, Ernesto Alino Zúñiga, intentó dialogar con los artistas y negó que la dependencia hubiera solicitado la presencia de los uniformados, argumento que nadie de los presentes creyó. Se ofreció a conformar una mesa de negociación solamente con un pequeño comité de representantes, con la condición de que retirasen la toma y quitaran las pancartas. La respuesta fue negativa, por lo que más tarde surgió una nueva propuesta: que 5 representantes acudieran a un hotel (casi secreto) donde estaría Silvia Figueroa, lo que finalmente se llevó a cabo con promesas de resolver el asunto lo más pronto posible.
Desde administraciones pasadas la Secum tiene un hoyo financiero que no le permite operar a plenitud, situación que ha sido pagada principalmente por artistas contratados, proveedores de servicios, empleados eventuales e incluso los propietarios del edificio a quienes les deben dos años y medio de renta. Por ello, la postura del gremio no solo transita en la exigencia de los pagos atrasados, sino en dignificar su labor y no ser tratados como un grupo al que se le hace un favor por ser contratado.