La secrecía de ciertos documentos son indiscutibles. Nadie podría cuestionar por qué una estrategia de defensa en el desarrollo de una guerra. Tampoco los planes de una nave que saldrá al espacio sideral. Mucho menos el itinerario de un presidente ante una visita pública si este ha sido amenazado de muerte.
En este mismo tenor, la programación de las películas que se proyectarán en Morelia durante la muestra itinerante de la Cineteca Nacional se ha mantenido bajo la misma condición de secrecía. No es de culpar a los organizadores de la misma. Así como en El nombre de la rosa, los protectores del conocimiento han hecho hasta lo imposible para no permitir que la luz pueda rozar la información de horarios y películas que se proyectarán. Información peligrosa que podría provocar que los pocos cinéfilos que hay en esta mediocre ciudad canterosa puedan acercarse a una pequeña variedad de películas filmadas en otros países que no son Estados Unidos.
¿Por qué habríamos de acercar la cartelera y ayudar a que la gente pueda ver películas como Zama, The Square o El otro lado de la esperanza? Probablemente para que, meses después, puedan presumir en un bar, comida o encuentro casual: ¿viste tal película? Uy, te la perdiste. Por fortuna Internet y la piratería y la infinidad de streaming han contribuido a la desclasificación de esos secretos de estado que solían ser las películas de arte, de autor, europeas o independientes. Por fortuna también, hay otras ciudades y países, donde uno puede ver por ejemplo a Tarvoksky en el cine, sin necesidad de buscar como en una biblioteca medieval a qué maldita hora se proyectará la película.
http://revesonline.com/2018/02/11/las-imperdibles-de-la-muestra-internacional-de-cine/