La lucha de las multinacionales por apoderarse del Istmo de Tehuantepec a través de la instalación de parques eólicos, ha provocado daños socioambientales, despojos y recrudecido la pobreza en la región. El paradigma de que la energía renovable es positiva, ha hecho que empresas españolas y norteamericanas, como Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Acciona y Renewable Energy destruyan la biodiversidad de la región y trastoquen drásticamente la vida de las comunidades.
Valencia, España.- “Ha sido difícil hablar de cómo la energía supuestamente renovable afecta a los pueblos. Se ve como una panacea sin verla en el contexto que se desarrolla. La energía renovable es buena: nosotras no estamos en contra, pero si vemos cómo se está desarrollando y en manos de quién está, vemos las otras aristas, de lo que representa. Ahí están las mujeres, en la lucha, las mujeres organizándonos, defendiendo el territorio”.
Bettina Cruz Velázquez, activista de Juchitán de Zaragoza y oriunda del pueblo binni’zaa, al sur de Oaxaca, confirmó lo anterior en su visita a Valencia, España, donde alzó la voz para revelar las consecuencias de la transición energética y el control “asesino” que ejercen las compañías españolas y estadounidenses en territorio mexicano, cuyos pobladores experimentan una arremetida voraz y salvaje del capitalismo.
Integrante de Consejo Indígena de Gobierno (CIG) y perseguida por el Estado y las multinacionales por denunciar la codicia del capitalismo financiero, Cruz explicó que el Istmo es una región sumamente importante a nivel mundial en temas de conservación, además de ser una ruta clave para las aves migratorias. Aunque en la zona hay manglar, fauna y flora protegida por las normas mexicanas, existen megaproyectos eólicos que han causado desequilibrios ambientales, enfrentamientos, despojos y daños a la salud de los habitantes.
Funcionarios mexicanos han pactado con las multinacionales europeas y anglosajonas para permitir el cambio de uso de suelo en la zona y aterrizar contratos abusivos que les permite apoderarse sistemáticamente de tierras y de recursos naturales como el viento. La complicidad se ha vuelto una mezcla explosiva que evidencia los intereses económicos y mezquinos de élites españolas y de un grupo de políticos corruptos.
“El manglar es una de las especias más protegidas en el país y para el proyecto eólico no importa, se deforesta la selva baja caducifolia, típica en el Istmo de Tehuantepec y típica de toda la costa del Pacífico, hasta el norte del país. Esa vegetación se deforesta. Las turbinas, por ejemplo, tienen 600 litros de aceite y tienen que cambiarlo cada 6 meses, a ¿dónde va a parar el aceite de mil 900 aerogeneradores? Contamina todo, avientan el aceite, quema parcelas. Es un problema ambiental”, explica Bettina.
Los parque eólicos, refiere Cruz, también causan rotura del tejido social, “los lazos culturales se rompen al existir gente a favor y en contra” de los parque eólicos, y “ya no hay una relación importante entre los pueblos y vulnera, polariza a la sociedad y provoca que estemos violentados. Migración por la fragmentación de las parcelas, y la gente debe buscar dónde trabajar. Hay una migración permanente en el Istmo”.
“Hay incremento de la pobreza, hay una pobreza extrema en Juchitán y Salina Cruz de aproximadamente 46 por ciento y ahí están los areogeneradores. Además las cosas están más caras, desplazamiento de actividades económicas de las mujeres. Hay remoción vegetal por los caminos, las instalaciones eléctricas, una pérdida de la biodiversidad, zonas frágiles, los ecosistemas agrícolas. En el Istmo tenemos un maíz que da una mazorca muy chiquita, pero es una raza endémica, Xhuba huini, con el que se hacen las tortillas, dulce, la base de nuestra alimentación y pierde espacios de siembras: los pueblos son lo que comen, son parte de las afectaciones. Cuando las empresas llegaron a la región dijeron que ocuparían diez metros, que no afectarían…”
… “Iberdrola (empresa española), en un análisis de consecuencias, en dimensión económica como indicador de la propiedad, (se sabe que) es beneficiaria de la inconstitucional ley privatizadora de 1992 y corresponsable de la mercantilización de la generación eléctrica en México. Es la primera productora privada de energía eléctrica en México y la que hizo negociaciones con el gobierno mexicano donde se privatiza la energía eléctrica. Iberdrola es la primera multinacional eléctrica en México. Supera la media en rentabilidad. Hace gestión y ejerce el lobby en el Congreso, gestiona las leyes y las modifica con senadores y diputados para privatizar la energía eléctrica”, y continúa:
“En la dimensión ambiental, Iberdrola dice que es verde, pero en su producción, el 96 por ciento es ciclo combinado, de los combustibles fósiles y 4 por ciento eólica. Se pinta de verde en eso. Usan la terciarización, contratan otras empresas, cobran más y es de las principales empresas que causan conflictos en Oaxaca. Desde hace diez años formamos la Asamblea de Pueblos Indígenas y trabajamos en la defensa, en la información jurídica y visibilidad de la problemática. Tenemos una radio comunitaria, tenemos policía comunitaria y pertenecemos a una resistencia contra las altas tarifas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), estamos en esa lucha. La resistencia está en los individuos y las mujeres que tienen un papel protagónico”.
Bettina, quien compartió su mensaje en varias partes de España, aclaró que “la incidencia internacional es para pedir que se proteja al pueblo del proyecto eólico Sur de Oaxaca: hemos tenido dos suspensiones, pero el gobierno es hábil, reconoce el derecho pero firma con la empresa y dice que van aprobar el proyecto. Pedimos la intervención de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), ya puso fecha para la admisión y discusión del amparo y esperamos que se discuta bien”.
“No es tan fácil para el gobierno asesinarnos pero hay una criminalización, represión del gobierno contra nosotros. Cuando hacemos una movilización siempre hay presencia de la policía, del Ejército para proteger el capital, a las empresas y hay amenazas de muerte. Y no contentas, las empresas ya contratan gente del narcotráfico para cuidar los parque eólicos. Es una situación delicada”, y sigue:
“El Ejército también tiene un parque eólico y la energía se va a repartir en todos los cuarteles del país. Entran con contratos civiles, en usufructo, por 25 hasta 90 años y con muchas restricciones para la gente. Muchos de los que tienen posesión de la tierra no saben leer ni escribir y las multinacionales ponen un contrato de 17 hojas con términos legales, contractuales. No dicen que hay restricciones. Hay un desgarramiento en nuestro país por las políticas neoliberales, si no nos organizamos vamos acabar sucumbiendo por separado”.
Bettina Cruz actualmente es perseguida por ser defensora del movimiento de resistencia civil contra los precios altos de la electricidad y su lucha frente a los megaproyectos eólicos. Enfrenta amenazas constantes por la defensa de los pueblos y sus derechos humanos.
“Hay conflictos, la gente se tiene que organizarse para defender su tierra. El capital financiero necesita de establecerse en un lugar para generar ganancias, y llega de forma salvaje, llega asesinando, y no está respetando nada. Con la plantación de la transición energética tenemos más de mil 915 aerogeneradores. Se repartieron el territorio al estilo la Conquista, ese es el territorio repartido por las multinacionales. Además los pobladores del Istmo no consumen esa energía. Esa energía se transmite a todas las filiales de las empresas multinacionales en México”.
Cruz dejó en claro que con la generación de energía de viento en gobierno mexicano declaró 6 zonas económicas especiales, lugares donde “mandan” los empresarios, “condiciones” de trabajo “donde pueden ocupar cualquier territorio que les sirva, zona de producción para beneficio del comercio”.
“El narcotráfico tiene presencia, tiene control, y las empresas los utilizan para amedrentar a la resistencia. Pagan a los sicarios, los conocemos, pero ahora lo que han hecho es transformarlos en constructoras y con interés cuidan esos espacios”.