Durante la inauguración del Jazztival en su edición 2018, el compositor michoacano Efrén Capiz llamó la atención de los asistentes al mostrar una cartulina con la leyenda “Jazzistas morelianos excluidos del Jazztival”, con lo cual dejó expuesta su molestia con el director de este festival, Juan Alzate, a quien acusa de encabezar un proyecto operado con recursos públicos pero con criterios personales y unidireccionales.
En una entrevista exclusiva para Revés Online, el creador de Blurépecha muestra decenas de documentos proporcionados por oficinas de Transparencia tanto del Ayuntamiento de Morelia como del gobierno del estado, hojas y más hojas de las que concluye que Juan Alzate hace a un lado a otros artistas michoacanos y obtiene dinero gracias a “mañosos” procedimientos administrativos.
Triplicación de pagos
Para tener números oficiales, Capiz solicitó a la Dirección de Transparencia estatal se le desglosara cuánto dinero se aportó para la realización del festival en su edición 2017, y en qué se había gastado ese recurso. En su momento, se informó que a través de la Secretaría de Cultura se aportaron 375 mil pesos, 270 mil pesos por parte del Ayuntamiento y 40 mil más de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, para un total de 685 mil pesos. Pero Capiz quería los detalles, factura por factura, y ahí es donde, dice, encontró cosas extrañas.
Por concepto de producción y dirección artística del Jazztival 2017, Alzate facturó 152,076 pesos vía gobierno del estado, lo que incluyó el pago a la artista portuguesa Sofía Ribeiro, al trompetista norteamericano Phill Grenadier, al cuarteto de Luis Nacht y al Cuarteto Erik Rothenstein, invitados estelares de esa edición. El pago a Ribeiro y Grenadier fue de más de 86 mil pesos, según Capiz, pero vía Turismo del Ayuntamiento (que aportó 75 mil pesos) se volvió a pagar a Grenadier la cantidad de 1,000 dólares más gastos de viáticos, mientras que el Colegio de Morelia (cuya aportación total fue de 208 mil pesos para el Jazztival) también erogó un pago similar para el norteamericano. Es decir, tres instituciones distintas cubriendo honorarios de un solo artista.
Pero además, Juan Alzate se presentó el 15 de marzo en Tlalpujahua y otro día en Santa Clara, cobrando por ambos conciertos 10 mil 700 pesos, dinero extra a su trabajo como productor del festival. No hay factura, pero sí la información que muestra Capiz. Por su parte, el músico Fernando Mendoza tocó en siete ocasiones durante esa edición, y además rentó instrumentos como parte del backline para otras presentaciones por 37 mil 20 pesos. Ahora bien, algunas facturas están a nombre de Fernando Mendoza Cárdenas y otras a nombre de Fernando Mendoza González, pero las firmas de ambos nombres parecen las mismas. “Este tipo de cosas son muy raras, ¿por qué una persona aparece con apellidos distintos pero la firma es la misma? ¿o puso a su hijo a tocar para no repetir a un mismo artista?”, se cuestiona Efrén Capiz.
Tambuco no es jazz
Otro de los invitados estelares al Jazztival del año pasado fue el ensamble Tambuco, que a criterio de Efrén Capiz, “son músicos muy talentosos y reconocidos, nominados al Grammy y respetados en todas partes, pero no son precisamente jazzistas… en 2016 (año en que Alzate solo fue programador de grupos locales) él se quejó porque invitaron a músicos que no tocaban jazz, pero en cuanto retomó el control hizo lo mismo”, observa el entrevistado.
Más allá de la apreciación musical, Capiz hace mención de un dato importante: Tambuco cobró 63 mil 800 pesos por su presencia en el Jazztival 2017, no obstante, asegura, el ensamble venía patrocinado por el programa federal México en Escena, una beca que aporta recursos económicos para presentaciones en vivo; es decir, en teoría, Tambuco ya tenía pagado este concierto, y volvió a cobrar a costa del Jazztival. Capiz también observa que el pago a Tambuco se hizo a la brevedad, a diferencia de lo que ocurre con músicos locales, quienes deben esperar varios meses ante la burocrática Secum.
“Hay un bloqueo a los músicos locales, a mí ya me borraron desde 2017, y con todo el respeto porque son grandes músicos, Tambuco usurpó el lugar de jazzistas mexicanos que podrían cobrar menos dinero”, subraya Efrén.
La Michoacana, apoyo a cambio de nada
Otra de las instituciones que apoyó la realización del Jazztival 2017 fue la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, que como ya señalábamos, aportó 40 mil pesos. Sin embargo, señala Efrén Capiz, este apoyo fue a cambio de nada, porque el festival no tuvo ni una sola presentación en recintos nicolaitas, y apenas si le dedicaron una mención por el centenario de su fundación. En cambio, la Universidad Vasco de Quiroga sí albergó una presentación en vivo, fechada el 9 de marzo con el concierto de Francisco Lelo de Larrea.
Capiz se pregunta cómo es posible que la Universidad Michoacana no haya tenido peros en aportar dinero al Jazztival cuando supuestamente no tenía recursos ni para su nómina, pero más allá de eso, se cuestiona por qué nadie exigió que alguno de los conciertos se llevara a cabo en sus edificios, o mejor aún, que el festival invitara a músicos nicolaitas para que formaran parte del mismo.
El músico afirma que la relación entre la Uvaq y el Jazztival tiene como conexión a Julio Murillo, titular del departamento de Difusión Cultural de esa escuela y amigo personal de Juan Alzate. Otra vez, insiste el músico, las relaciones públicas por encima de la seriedad que debiera tener un festival internacional de música.
Entre toda la documentación que Efrén Capiz ha solicitado al Ayuntamiento y gobierno del estado, muestra distintos pagos por actividades paralelas del Jazztival 2017; le llama la atención que por un ciclo de cine efectuado en el teatro José Rubén Romero se hayan pagado 22 mil 800 pesos, mientras que a los jazzistas a veces se les paga mucho menos por presentaciones en vivo.
Concurso de ensambles
Una de las actividades más destacadas en las ediciones del Jazztival es el Concurso Nacional de Ensambles Estudiantiles de Jazz. En 2017, el grupo ganador fue Jizzy Gillespie, cuyos integrantes obtuvieron un premio por 10 mil pesos. Al respecto, Efrén Capiz también asegura que más de una instancia aparece como aportadora de estos recursos, y agrega que los grupos que siempre resultan ganadores del concurso son alumnos de Alzate o cercanos a sus amigos.
El jazztival, monopolio del jazz
Efrén Capiz cuestiona por qué distintas instancias de gobierno sólo favorecen al Jazztival, por qué los recursos públicos se orientan al evento de un particular que además no genera modelos autosustentables, como pretenden los programas de cultura del Ayuntamiento de Morelia. “El maestro Juan Alzate es el secretario del Jazz, no solo en Morelia, sino en Michoacán, con los empleados de ambas administraciones a sus órdenes”, subraya, y agrega que fuera del Jazztival, ni gobierno del estado ni el Ayuntamiento apoyan a músicos de ese género.
“Alzate me bloquea, y sus cómplices son los funcionarios de gobierno. Como no conocen nada de jazz, siempre lo buscan a él, y él hace todo con sus amigos”, concluye Efrén Capiz.