Concluyó la 32 edición del Festival de Música de Morelia «Miguel Bernal Jiménez» (FMM). Como en cada ocasión hay cosas para destacar y otras que se pueden mejorar. De entrada, es justo recordar que las dificultades financieras y las condiciones actuales dictadas por la pandemia llevaron al festival a un punto muy cercano de la cancelación definitiva. En ese sentido es para destacarse que se haya llevado a cabo el festival, a pesar de las circunstancias claramente adversas.
El FMM se acortó a prácticamente tres días. Aunque hubo algunas actividades previas, los días 12 y 13 de noviembre se llevó a cabo el Coloquio Miguel Bernal Jiménez celebrando los 250 años del nacimiento de Beethoven, y el día 19 de noviembre se presentó el concierto grabado de la agrupación de jazz contemporáneo Purple is the color.
La pandemia cobró su primera víctima cuando la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes (OSA) tuvo que cancelar su participación en el concierto inaugural debido a que algunos de sus miembros resultaron positivos al COVID-19. Horacio Franco con su ensamble Cappella Barroca de México entró al quite con apenas unos días de anticipación para sustituir a la OSA en la inauguración del festival. Esto llevó a un cambio apresurado de sede, la cual se movió del Teatro Morelos al más reducido Ocampo. Horacio Franco cumplió con un programa compuesto enteramente por piezas de Vivaldi, un repertorio que ya es tradicional del flautista mexicano.
Otra actividad que cambió de lugar fue la exposición de Tapetes Florales de Patamban, que en esta ocasión se llevó a cabo en el Centro Cultural Clavijero. Es verdad que es un espacio más amplio y el acceso del público se puede controlar de mejor manera, sin embargo, se perdió el aire de intimidad que ofrece la Calzada Fray Antonio de San Miguel, al igual que la característica disposición lineal de los tapetes.
El Palacio Municipal fue el escenario de los restantes conciertos presenciales. Shari Mason y Wojciech Nycz presentaron un programa compuesto de Sonatas de Beethoven para violín y piano. Mientras que el propio Nycz y Asaf Kolerstein hicieron lo propio con Sonatas para violonchelo y piano del homenajeado Beethoven. Es verdad que son programas más bien convencionales, pero siempre es un gusto escuchar en vivo las obras del gran compositor alemán.
El concierto de clausura estuvo a cargo de la Wiener Kammersymphonie, un quinteto de cuerda austriaco que interpretó obras de Beethoven y del compositor contemporáneo Stefan Pelzl, en un concierto grabado dos días antes que fue transmitido en línea a través de las plataformas digitales y pudo verse también en las instalaciones del Teatro Ocampo.
La nota curiosa fue la presencia de Stephanie Salas como invitada del FMM. Curiosamente su rueda de prensa fue la que reunió una mayor cantidad de medios. No deja de ser sorprendente que a estas alturas muchos reporteros sigan interesados en su vida personal. Particularmente las únicas cosas que recuerdo de ella son aquel sencillo Ave María que se escuchó mucho en la radio de 1992 y su prolongada participación en Los monólogos de la vagina. El resto son chismes con Luis Miguel, su familia y series de televisión poco memorables. En todo caso, vino a Morelia a promocionar el sencillo Una vez más que grabó en colaboración con Pønce. Una canción intrascendente, salvo mejor opinión.
Con apenas tres conciertos presenciales y dos en línea, concluyeron las actividades del 32 Festival de Música de Morelia. Se hizo un gran esfuerzo por no perder la continuidad y presentar músicos de talento comprobado, los escenarios estuvieron a la altura y se siguieron los protocolos de seguridad, con la modalidad de conciertos de una hora de duración sin intermedios.
Por otra parte, el programa, aunque breve, resultó demasiado convencional. Salvo la inclusión de una pieza de Stefan Pelzl en el concierto de la Wiener Kammersymphonie y de la banda de jazz Purple is the color, hubo pocas propuestas novedosas. Beethoven y Vivaldi siempre serán importantes, pero se agradece la variedad.
Salvo al concierto de inauguración, para el resto de las actividades hubo acceso a la prensa, en lo general poco que reprochar en este departamento. Pero para la rueda de prensa virtual con Sergio Mastro, director de la Wiener, eligieron una moderadora que evidentemente tenía problemas con el manejo del inglés, se notaba incómoda y tardaba mucho en traducir las preguntas (como si las buscara en el traductor de Google), además, las respuestas del músico no eran traducidas al español para quien así lo requiriera. Una falla recurrente en el festival… inexplicable habiendo tan buenos traductores en esta ciudad.
Tal vez no fue la mejor decisión que el concierto de clausura se hiciera con una presentación grabada. No tiene mucho sentido que en un festival de música se transmita un concierto grabado y que te cobren por ello. El precio de las localidades iba desde los 220 a los 440 pesos y podía verse de manera gratuita en internet. Fue el mismo caso para la presentación de Purple is the color. Eso sí, fue un acierto transmitir todos los eventos en línea, permitiendo que una mayor cantidad de personas tuvieran acceso a ellos.
Entiendo que el Festival de Música de Morelia tiene muchos compromisos con patrocinadores y otras personas, pero tal parece que se reparten demasiadas cortesías, quitando la posibilidad de que una persona realmente interesada adquiera esos boletos, más en estos momentos en que se tuvo que reducir la capacidad de los recintos. Es fácil identificarlos, llegan tarde y dormitan a cada tanto en sus asientos.
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