Verónica Villaseñor Ferreyra está frustrada por la lentitud del sistema de justicia, que tras un año y 5 meses mantiene en un cajón el caso de su hija Jessica, asesinada en septiembre de 2020 en Morelia.
La mañana de este lunes decidió plantarse a las afueras del Palacio de Justicia como una exigencia para que se le dé celeridad al caso. Aunque el presunto asesino, Diego Urik, está preso, una serie de recursos legales han impedido la realización del juicio oral, lo que hace eterna la espera para toda su familia.
En entrevista, lamenta que todo el proceso esté detenido. “Pasamos a la segunda etapa de la audiencia intermedia el 3 de diciembre, y el 8 del mismo mes la defensa de Diego metió el recurso de apelación, una solicitud de revisión. Ya llevamos más de dos meses y todo está parado hasta que resuelvan”.
La angustia crece porque nadie les sabe decir cuándo se retomará el caso, una burocracia que rebasa sus límites de paciencia. “No hay un plazo, ellos pueden durar todo el tiempo que quieran, pero no hay tiempo para soportar tanto dolor. Yo aquí voy a estar, hasta que quieran darle trámite a la revisión”.
El plantón que Verónica hace en el edificio ubicado en la calzada La Huerta busca llamar la atención de la magistrada Laura Elena Alanís García, a cargo de dar respuesta a la revisión solicitada por la defensa. Aunque pidió un encuentro personal, le explicaron que no está permitido para evitar sesgos a la justicia. “Lo entiendo, así que si no me puede recibir, por lo menos que sepa que aquí estoy, porque es una carpeta en la que tienen que trabajar”.
Se protege a los agresores
La madre de la joven maestra está convencida que el sistema protege a los agresores y no a las víctimas. “Los abogados ejercen su derecho a las apelaciones, a los amparos, y lo alargan todo el tiempo que quieran. Para ellos es normal que haya pasado un año y medio, que lleguemos a dos o a los que sean, así están nuestras leyes, hechas para favorecerlos».
En teoría, sabe que como víctima indirecta tiene derecho a la justicia pronta, pero pide que alguien le diga dónde se consigue eso. Durante todo este tiempo sólo se siente pisoteada, pues ni con una carpeta integrada se ha podido llegar a la fase del juicio oral. “La Fiscalía tuvo su tiempo y lo cumplió, pero de este lado parece que no les corre ninguna prisa y solo permiten que el séquito de abogados se salga con la suya”. Verónica recalca que no puede dormir, porque cada día que pasa aumenta su dolor, mientras que del otro lado la carpeta sigue en un escritorio.
Lamenta que a su hija le hayan quitado la vida en unos segundos, pero que el camino a una sentencia se alargue sin límites. “A un año y cinco meses, solo los derechos del agresor son los que se hacen valer, pero no nos vamos a cansar. Así como estuve en la Fiscalía de Feminicidios día y noche, aquí puedo estar igual, hasta que me den una solución”.
El caso
El cuerpo de Jessica González Villaseñor, de 21 años de edad, fue localizado el 25 de septiembre de 2020 en un lote baldío al sur de Morelia. Su presunto asesino, Diego Urik, fue arrestado cinco días después en Chihuatlán, Jalisco. Desde entonces permanece preso, pero un grupo de 10 abogados ha encontrado la forma de alargar la realización del juicio oral, a pesar de que hay las suficientes pruebas y testimonios para que se dicte una sentencia.
De acuerdo a los exámenes practicados, Jessica presentaba heridas en diversas partes del cuerpo y se presumía que fue estrangulada, lo que meses después confirmó el perito que le practicó la necropsia, quien en una audiencia realizada el 11 de agosto ratificó que la joven fue asesinada con saña.