Aún en las ciudades más progresistas y desarrolladas, uno se encuentra con casas abandonadas, edificios en ruinas, construcciones en declive o simples fachadas que alguna vez sirvieron para algo. Están ahí, a su suerte, sin que nadie las ocupe o las derribe, como un simple testigo mudo, como un muerto en el mundo de la construcción.
¿Podrían servir para algo? En Rusia, el artista callejero Nomerz piensa que sí, por eso ha salido a distintos suburbios para intervenir diversos edificios que nadie reclama. A la mayoría les pinta caritas felices, como un símbolo de esperanza, como una sonrisa en busca de atención. Pero también hay expresiones de tristeza, a lo mejor por la nostalgia de años felices…
The fire in the eyes from Nikita Nomerz on Vimeo.