En estos tiempos apocalípticos, la relación del ser humano con la naturaleza parece estar en conflicto, pues las máquinas han llegado a mimetizarse de tal forma que a veces se nos olvida que también podemos disfrutar la calma de un bosque, lo impresionante del desierto o la transparencia de lagos y ríos.
Concebida como una pesadilla donde el medio ambiente decide tragarse a los monstruos tecnológicos, la siguiente serie fotográfica de Peter Lippmann nos brinda una bella panorámica, pues los autos quedan en las fauces del fango.