Antonio H. Vargas
“A la gorra no hay quien corra”, proclama el viejo dicho, y por lo regular siempre se cumple. Esta vez ocurre algo fuera de lo común en la programación del Festival de Música de Morelia en uno de sus conciertos gratuitos, ya es que se presenta A Love Electric, una banda de jazz-rock, pero con alta influencia de rock ácido, alternativo y blues.
Un concierto muy enérgico en toda la extensión de la palabra se llevó a cabo en el Patio del Quijote de la Casa de la Cultura. Aunque el frío otoñal se dejó sentir entre los espectadores, el espacio estuvo abarrotado. Gente de todas las edades se dio cita en dicho lugar, de pie, sentada, en las rejas sobre la calle, pero la juventud se impuso, ya que muchos de ellos bailaban, gritaban y vitoreaban a la banda. Incluso alguien prendió un porro y lo roló.
Psychmonde viajero es su más reciente material, en donde la banda experimenta con visuales de la vida cotidiana, paisajes que van de lo cerrado a lo abierto, de lo luminoso a lo oscuro, de lo blanco y negro al color, de lo frío a lo desértico y principalmente exploran el rostro humano, ya que éste es un reflejo del alma; además de performático, con el B Boy Carlos Garay.
Integrada por el norteamericano Todd Clouser en la guitarra y voz, el argenitino Hernán Hecht en la batería y el mexicano Aarón Cruz en el bajo, A Love Electric surge en 2011 en la Ciudad de México y a través de los años ha logrado fusionarse con diferentes in?uencias artísticas que pasan desde el rock hasta el jazz, la psicodelia, el motown, el blues, el spoken word y la improvisación libre. Tres nacionalidades distintas, tres personas que viven el mundo de forma diferente, pero amalgaman en su propuesta musical.
El concierto va de la balada a la estridencia en un parpadear, de repente se escuchan sonidos de Morrison, de Mars Volta, Bjök e incluso de Cobain sobre la base de blues-jazz. “Nuestro principal objetivo es conectar de una manera humana, no es solo tocar en cosas grandes, ganar dinero o ser famosos, sino realmente conectar con la gente. Preferimos dejar de lado escenarios grandes para relacionarnos mejor y trabajar con personas de diferentes partes de México y Centroamérica. Casi todo lo que hacemos es con ese objetivo, aunque suene un poco hippie o altruista pero esa es nuestra intención con la música”, explicó Clouser en una entrevista a indie Rocks.
Su jazz-rock experimental ha recorrido el mundo, ¿pero cuál es la pertinencia de tener estos conciertos dentro de un Festival que se caracteriza principalmente por la difusión de la música clásica o académica? Es algo que rompe con el concepto de dicho festival, y creo que es de admirar y agradecer.