El drama de juzgado es un subgénero que no se ve con frecuencia en el cine latinoamericano. En buena medida debido a las diferencias formales de los procesos judiciales con respecto a los Estados Unidos o algunos países europeos, cuyos formatos permiten una mayor libertad a los guionistas para presentar rebuscadas líneas argumentales.
Acusada (2018), segundo largometraje que escribe y dirige Gonzalo Tobal, es una de esas pocas excepciones. El cineasta bonaerense había hecho su presentación hace unos años con el drama familiar Villegas (2012), el cual se presentó con buenos comentarios en el Festival de Cannes. Su más reciente trabajo, una coproducción entre México y Argentina, pasó por los festivales de Venecia y Morelia antes de llegar al circuito de arte de la mano de Piano Distribución.
El drama situado en la ciudad de Buenos Aires, nos presenta el caso de Dolores, una chica de veintiún años que será juzgada por el asesinato de una amiga ocurrido dos años atrás. El desordenado estilo de vida de la chica así como su presencia en el lugar del crimen, la convierten en la principal sospechosa. Parecería un caso resuelto, pero el apoyo incondicional de su familia adinerada permitirá a Dolores ofrecer una dura batalla legal contra sus acusadores.
Se podría decir que el guión coescrito por Ulises Porra y el propio Tobal, trabaja en dos vertientes. Por una parte trata de ofrecer un thriller entretenido, el cual atrape la atención del espectador dosificando hábilmente la información para hacerlo dudar del inevitable resultado. Por otro lado, Tobal continúa en la línea de su ópera prima al trabajar de nuevo con los vínculos familiares. En este caso, es la familia que cierra filas ante la situación, haciendo todo lo que sea necesario para obtener un resultado positivo.
La cinta también esboza una reflexión sobre el papel de los medios de comunicación ante los casos policiales que generan mayor interés en la audiencia. Carentes de ética, los medios seleccionan la información, presentándola de tal manera que despierte la fascinación y el morbo de lectores, internautas y televidentes. Aunque un anuncio al inicio del filme niega cualquier relación con algún caso conocido, lo cierto es que existen ciertos paralelismos con caso de la estadounidense Amanda Knox, acusada en 2007 de asesinar a una compañera de apartamento en Italia.
Hay una diferencia enorme entre su debut en Villegas, filme pequeño de corte independiente y Acusada, una película de mucho más presupuesto con la que gana en producción pero pierde en encanto. El nivel de la producción le permite a Tobal darse un par de lujos innecesarios: Gael García haciendo de presentador de televisión (no es que lo haga mal, pero muchos actores argentinos podrían hacer lo mismo sin fingir el acento), así como el protagónico para la actriz y cantante Lali Espósito, quien no solo aparenta más años de los que tiene su personaje, sino que desentona notoriamente al lado de los actores más experimentados.
Acusada es una apuesta interesante en cuanto al género, lo nuevo de Tobal es entretenimiento de buena factura pero de escasa profundidad y bastante ruidoso. Aparte de la sorpresa del felino encaramado en los tejados, hay poca originalidad en este filme, que gracias a su inexpresiva protagonista, tiene apenas más intensidad que un noticiero matutino.