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Adiós a Masacre en Xoco; bienvenido Cinépolis Coco

Una vez más Cineteca Nacional, encabezada por Alejandro Pelayo, manda un mensaje muy claro a los monstruos: todo lo que sea cine experimental, alternativo, de terror y fantasía o cine popular mexicano hecho con “alambritos”, se exhibe —a regañadientes o por presión mediática— en Cineteca Nacional, pero sin el apoyo generoso de la institución. Todo lo que sea cine de autor de “calidad” o comercial marca Walt Disney, le ponemos lo que usted diga y mande, pues en este espacio somos puro elitismo e intelectualidad.

Esto es lo que se deja ver al enterarnos, el 21 de noviembre, que Masacre en Xoco no tendrá edición 2017. Mauricio Matamoros y José Luis Ortega, sus fundadores, anunciaron en redes sociales que en diciembre la muestra de cine de horror, Masacre en Xoco, se interrumpe. Tras prácticamente ocho años de realizarla en el mes de diciembre en Cineteca Nacional, esta vez decidieron no llevarla acabo. Además, me comenta Mauricio Matamoros que podría volver para el 2018, pero dependerá de “cómo fluyan las cosas”.

En el mensaje, que se puede leer en Facebook de ambos, se explica que durante la realización de las siete ediciones se preocuparon por proyectar la mayor cantidad de películas en 35 milímetros, lo cual fue para ellos “un verdadero lujo, que no estuvo exento de sus detalles”. Ahí se pudieron ver Frankenstein de Mary Shelley, filme de 1994 producido por Francis Ford Coppola y dirigida por Kenneth Branagh; también Dedos macabros, de Robert Florey, en la edición del año pasado, solo por recordar algunas.

Señalan además que “ante la situación cada vez más complicada de dicho formato y de la complejidad de una muestra que prácticamente se genera sin recursos”, les fue imposible lograr las condiciones adecuadas para este año. Al final agradecen a sus seguidores haberlos acompañado en esa aventura. Para Mauricio Matamoros, en Masacre en Xoco se buscaba, junto con José Luis Ortega, “hacer un ciclo de calidad de un género que particularmente nos apasiona”, así me dijo.

De Santo Vs. Cineteca y Macre en Xoco

Tras la polémica de El Santo contra Cineteca y ahora con este anuncio del fin de Masacre en Xoco, algunos periodistas que conocen bien el cine popular mexicano, como José Xavier Návar, expresaron su rabia, pues parece que a Alejandro Pelayo, actual director de la Cineteca Nacional, no lo mueve ni Dios padre, ni la actual secretaria de Cultura, ni el mismo Santo de su sillón. De ahí que Pepe sorprendido diga: “Como nadie toma acciones. Ni comenta nada contra este burro [se refiere a Alejandro Pelayo], se siente el dueño de la Cineteca. Pinche México agachón”.

Después de la entrevista realizada en Morelia a Alejandro Pelayo, aquella donde desdeñó a las películas de El Santo, ya en la Ciudad de México asistí a la conferencia de prensa de la Muestra Internacional de Cine. Esperaba la presencia de su director para saber si ya tenían una fecha puntual para celebrar los 100 años del Enmascarado de Plata, pero como no estuvo se le cuestionó ahora a su programador Nelson Carro, sobre el cine de luchadores y el porqué se desprecia al cine popular mexicano, el cual no tiene cabida en ese recinto.

Por cierto, hay comentaristas de cine como Alberto Acuña Navarijo a quienes les molesta que sus colegas cuestionen a los funcionarios. “Provocaciones gratuitas”, les llama él, quien por su parte nunca levanta la manita en esos encuentros con la prensa, no sea que se vayan a molestar los impolutos Carro o Pelayo. Explíquenle a Navarijo que ellos son servidores públicos y que están para responder a nuestras preguntas, no al revés, sobre todo en temas de coyuntura que competen directamente a esa misma institución y que es el cine, el cine mexicano, el cine popular mexicano.

Menos “Monstruitos” y más “Cocos”

Esto de la interrupción de Masacre en Xoco no parece buena señal, porque de hecho fue en esta muestra donde se proyectó Santo contra las lobas (pues ya se sabe que el cine de luchadores tiene sólo cabida en festivales “monstruito”). Que éste se vaya a coma inducido y con los argumentos que dan sus fundadores —falta de presupuesto y no muy buenas condiciones para exhibir películas en 35 milímetros—, deja claro que para la administración de Alejandro Pelayo en Cineteca, la prioridad son películas “Coco” y su exposición sobre Walt Disney, pues hasta lanzaron este fin de semana un comunicado alegre en el que se lee que:

“Durante el fin de semana largo en conmemoración de la Revolución Mexicana y gracias a una oferta singular formada por estrenos llamativos para públicos diversos, la Cineteca Nacional batió su récord de taquilla con 9,305 boletos emitidos el domingo 19 de noviembre”.

Y agregan más adelante:

“Gran parte de la concurrencia se debió a las dos exposiciones que The Walt Disney Company tiene en La Galería de la Cineteca Nacional desde el 24 de octubre. Tanto México y Walt Disney: un encuentro mágico como El arte de Coco, han atraído la atención de miles de visitantes, y la película que las complementa en la cartelera, Coco (Lee Unkrich y Adrian Molina, 2017), fue la más vista del domingo pasado”.

Y todo muy bien, qué felicidad, pero llama la atención que Pelayo desdeñe a El Santo por comercial y mal hecho,  y a que Coco —filme muy muy muy comercial, con el que era de esperarse tal convocatoria y superficial— se le dé cabida hasta en las esquinas más recónditas de ese espacio “cultural” con ofrendas a personajes tan nuevos en el cine, pero que son tratados como todos unos clásicos o de culto. Me parece que no merecería tanto reconocimiento, caray, pues había más muertos cinematográficos que recodar en estos Días de Muertos. Por lo visto, como me dijo Jorge Ayala Blanco con la renovación la Cineteca Nacional en tiempos de Paula Astorga, ésta ha pasado de ser Cineteca Nacional a Cinépolis Xoco, en referencia que se encuentra en la colonia Xoco y ahora tiene diez salas como cualquier Cinépolis. Ahora —esto lo digo yo— podría llamarse Cinépolis Coco.

Homenaje a Pedro Infante y el Santo en Cinépolis Coco

Hablando de homenajes, acaba de pasar el realizado a Pedro Infante por su centenario de nacimiento, el 18 de noviembre. Vaya paradojas, pues en el personaje parecido a “Pedrito”, en Coco, es un farsante: qué mejor homenaje de alta calidad a ese cantante y actor mexicano. Ese mismo que Cineteca homenajea, en las rejas externas del recinto, así como en el vestíbulo de la Sala 1, a partir del 21 y hasta el 30  noviembre, además de la proyección de diez películas de Ismael Rodríguez (si bien es cierto que este cineasta también cumple cien años de su natalicio, habrá que decir que Pedro Infante actuó en más de 60 películas, fue dirigido por Miguel Zacarías, Emilio Fernández, René Cardona, etc. Ya sabemos que aquí puro filme de calidad y de autor). Ahí mismo donde está el monumento a Coco y donde se encuentra instalada la exposición de Walt Disney. Ahí mismo donde se proyectará en diciembre —a regañadientes— a penas la primera película de El Santo, el mismo que aparece en Coco y que el Hijo del Santo agradeció hasta las lágrimas, mientras que Pelayo lo desprecia.

Por cierto, El Hijo del Santo, en su columna del viernes, 10 de noviembre, en El Gráfico, lamentó las declaraciones  de Pelayo respecto a su padre. “La verdad es que muchos aficionados a la lucha libre no pueden creer que exista un comentario así”, señala el Santito. “Los mexicanos se sienten ofendidos y eso que no son hijos de El Enmascarado de Plata”, explica en ese texto, para luego sincerarse y responder que lo dicho por Pelayo respecto a Santo fue muy desafortunado y adereza: “al menos en esta época”

“Si esto lo hubiéramos escuchado en los años 60 y 70  hubiera sido normal” y continúa: “porque los críticos e intelectuales  de esas décadas destrozaban los filmes de mi padre, al catalogarlos como churros. Sin embargo El Santo se reía de estos señalamientos,  ya que para él la última palabra la tenía el público y por ello asistía personalmente a los cines y calificaba las cintas él mismo de acuerdo con la reacción de los espectadores”. 

Curioso, al revisar el libro de Nelson Carro El cine de luchadores (Filmoteca, 1984), encuentro este tipo de joyas sin máscara:

“Se sabe que el público al que este cine está dirigido no es nada exigente, no protesta ni solicita la devolución del importe del boleto. Al contrario, es un público fácil de complacer que se divierte con lo que está a su alcance”.

Un poco atrás en ese texto llamado “El cine de luchadores: un género en eterna agonía”, está otra joyita:

“Cuando se habla del éxito del cine de luchadores, hay que tomar en cuenta que el público al que estuvo dedicado desde sus comienzos este tipo de cine nunca fue la clase media defeña, sino las clases populares, fundamentalmente de los barrios y los pueblitos de provincia. En esos lugares, el Santo sigue siendo el ídolo por excelencia de los niños —mucho más que el E.T. o los personajes de La guerra de las galaxias”.

Bueno sólo por decir que Coco es la película que enaltece Cineteca como alto cine de calidad, donde los mexicanos además somos muertos ilegales y plagiarios, pero todos lloramos ante estas hermosas cualidades. ¡Qué muera México, cabrones!

Oteka, Grajales, Návar Vs. Doctor Pelayo, Exquisitos y Coco

Javier Oteka, el reconocido enemigo número uno del Imcine, hace un par de días fue de nuevo a ver este melodrama animado, ya que lo había visto en inglés con subtítulos y ahora lo observó en español, explica algo que vale la pena traer acá:

“Miguel, el personaje protagónico, en efecto es un joven mexicano que cruza el puente en forma ilegal, no de México a Estados Unidos, sino —simbólicamente— del país de los vivos al de los muertos, una especie de limbo de la cultura Wikipedia o, mejor dicho, una Disneylandia con toda su iluminación, sus fuegos artificiales y hasta su monorriel, en donde sólo pueden “vivir” los felices difuntos mientras los vivos del otro lado los recuerdan en sus altares de muertos. Si los olvidan, mueren definitivamente y se desintegran en unas ondas con apariencia de batuque new age de cempazúchitl”.

Pero para Pelayo y secuaces, a Santo se le ven los “alambritos” y a Coco lo superficial ¿no? Aunque en Cineteca Tijuana lo hayan homenajeado el pasado mes de septiembre al Santo y en el Festival de Cine de Fresnillo, que realiza su novena edición en estos días, también lo estén recordando con la exhibición de varias de sus películas y con la presencia de El Hijo del Santo. Ahí estarán proyectándose el 23 de noviembre El hacha diabólicaTerror en el pasado y El discípulo de Satanás; y el viernes 24 Santo contra las mujeres vampiro, de Alfonso Corona Blake.

Este festival, tendría que haber incluido aquélla que para el investigador de cine Jorge Grajales es el filme más serio y oscuro de Santo, en el que “logra mantener un tono malsano de horror”. Se llama Santo contra las lobas, dirigido por Rubén Galindo y Jaime Jiménez Pons en 1976. (lean la nota “10 películas mexicanas favoritas de Jorge Grajales” en Los Cínicos). De modo pues que a lo “Coco”, si vas a Cineteca y se te ven “los alambritos”, no podrás pasar.

Pero como muy bien lo apuntó José Xavier Návar, el pasado 4 de noviembre, en su columna Terciopelo Azul de El Universal: “A Pelayo, como a otros críticos oficialistas y exquisitos, se les olvida que esas “películas muy malas” gracias a la taquilla que consiguieron mantuvieron la producción del cine mexicano “para intelectuales”, el que iba a los grandes festivales de cine. En cuanto a cultura popular cualquier gente puede recordar algún título emblemático de películas de El Santo. Pero, a ver, que recuerden alguna de Pelayo”.

Por cierto, y ya para finalizar. Volviendo a la “interrupción” de Masacre en Xoco —en Cinépolis Coco—, me hizo recordar el cierre del año 2016, cinematográficamente fue con La noche del virgen, un filme español de Roberto San Sebastián, de humor y embarres de semen, sangre y mierda, proyectado en ese mismo festival de terror. La historia es la de un joven con aspecto de vampiro, que despidiendo el año viejo en un bar, se encuentra con una mujer ya madura que lo llevará a su casa para desvirgarlo. Coincidencias extrañas: se hace mención de la muerte en ese fin de año de Bowie, Prince y George Michael, aunque la película fue filmada antes de saber del fallecimiento de este último, despedido al otro mundo el 25 de diciembre de 2016 en la vida real.

Posterior a esa función nos tomamos una foto en las letras de Kubrick en Cineteca, en donde aparecemos un grupo de periodistas, críticos, investigadores y cineastas. Ahí estuvieron Laurette Flores, Ulises Guzmán, Jackelín García, Alberto Acuña Navarijo, Rodrigo Vidal, Rafael Paz, Jorge Grajales, Javier Quintanar, Juan Carlos Manrique, Jorge Negrete (no, no es el nieto del charro cantor, sino uno de los críticos de cine en este país más sólidos de los últimos tiempos), entre otros.

No sospechábamos que esa sería la última imagen de Masacre en Xoco en Cineteca Nacional, o a menos que regrese en diciembre de 2018, cuando Pelayo ya no esté por culpa de Margarita o el Peje, sino es que venga antes su última caída con el Santo.

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