Estaba por ser un 10 de mayo del 2011 cuando en la misma página que ahora leen escribí una curiosa nota sobre películas protagonizadas por madres extravagantes y un tanto locas. Poco después, Adrián González Camargo me invitó a su programa radiofónico Noches de Cine para que abundara al respecto. Así pasó, pero lo que solo pretendía ser una colaboración especial se convirtió en una invasión, como cuando Alan Harper, de Two and a half men, le pide posada a su hermano solo por unos días mientras arregla su desastrosa vida.
Desde entonces me uní a ese equipo terciado por Dorian Vázquez, para que luego se sumara Valentina Carrete. El tiempo nos fue dispersando, unos se iban a estudiar al extranjero, otros seguían por aquí, algunos más colaboraban a distancia y así fuimos manteniendo un proyecto de radio pública cuyo objetivo siempre fue el mismo: hablar de películas, de series, de cortometrajes, de documentales, de festivales y de todo lo que tuviera que ver con el llamado séptimo arte.
Uno llega a estos espacios a aprender, y en lo particular aprendí no de nosotros hablando al micrófono, sino de decenas de invitados que tuvimos en estos seis últimos años, lo mismo directores, productores, académicos, organizadores de festivales, críticos, estudiantes y sobre todo de los radioescuchas, que nos compartían opiniones principalmente por las redes sociales.
Muchas veces bromeamos sobre el final del programa; alguna vez fuimos tan osados que nos inventamos una demanda en nuestra contra e hicimos una suerte de falsa colecta para pagar abogados. Hubo quien lo creyó y hasta nos mandó mensajes personales para ofrecer apoyo económico y moral.
Quizá el mayor orgullo de este programa fue abrir los micrófonos a quienes se entusiasman genuinamente por el cine, esos personajes que con mucho esfuerzo organizan muestras universitarias, pequeños festivales o ciclos de cine que nadie más haría. Platicar con estudiantes que hacen su primer corto, con productores que arriesgan su capital con tal de construir algo más grande, con críticos que pasan mucho tiempo viendo películas y documentándose de cine.
Como anécdota curiosa, queda esa amenaza de veto al programa que recibimos en 2015, todo por una broma pesada. Era un 7 de septiembre, era mi cumpleaños, y a Dorian Vázquez se le ocurrió comenzar el programa con las mañanitas cantadas por Cepillín. Acto seguido, dijimos que el payasito hoy era un personaje en decadencia, y que si escuchaban sus discos al revés se percibían mensajes ocultos que invitaban a fumar crack. Obviamente era mentira, una simple ocurrencia. Para nuestra mala suerte, la entonces directora del Sistema Michoacano de Radio y Televisión escuchaba el programa en su auto, al lado de su pequeño hijo, quien le preguntó qué era el crack y por qué Cepillín invitaba a fumarlo. Nos iban a “castigar” enviando el programa a AM, pero finalmente no pasó a mayores.
Hoy, después de once años y algunos meses al aire, cerramos las ventanas de Noches de Cine. ¿Por qué? Porque un día se iba a terminar, y ese día ha llegado, así de simple. Solo queda agradecer a la gente que participó en la conducción y las colaboraciones del programa: Andrea Rendón, Mawis, Alejandra Lomelí, Doyca Ahumada, Angie Pino, Marco Mejía, José Antonio Monterrosas, Inés Da Luz, Vladimir Aburto, Beto Zúñiga, Paty López Rodríguez, Rolando Prado, Sara Eny Curiel, Virginia Rico y claro, a quienes nos escucharon en todos estos años.
Adiós, Noches de Cine, te vamos a extrañar.
Un chingo.