Amar está cabrón, tanto, que si tu pareja te pide que mates por ella, en una de esas terminas haciéndolo. Esa es más o menos la premisa de Amarte a morir, cortometraje michoacano dirigido por Frank Rodríguez que acaba de rodarse en Morelia y espera pronto estar en pantallas de cine, caminando por distintos festivales.
Para conocer a fondo esta producción apoyada por Sinestesia, platicamos con el propio Rodríguez y Juan Olmos, quien funge como productor de la historia, a la que podríamos clasificar como un thriller con tintes de horror y violencia. Se concibió desde que ambos estaban en la universidad, ahí escribieron un guion que incluso compitió en un Festival Internacional de Cine de Morelia y que ahora se retoma para llevarlo al público.
Con dos personajes centrales, la historia traza a una mujer manipuladora y un hombre que la ama pese a todo, aunque lo incite a ser su cómplice en una serie de asesinatos. Sin embargo, llegarán a un punto de quiebre cuando él tenga que decidir si mata a su mejor amigo como la última prueba de fidelidad. “Él debe tomar decisiones que incluso pasan por la vida o la muerte propia”, señala Frank Rodríguez, quien acepta influencias de cintas como Paranoia (Caruso, 2007), pero que más allá de estéticas quiere contar una historia sobre relaciones tóxicas llevadas al extremo de la ficción, en este caso, una pareja de asesinos. “¿Qué tanto estás dispuesto a hacer y qué tanto le exiges a tu pareja? Creo que en las relaciones tóxicas este tipo de cuestionamientos pasan desapercibidos, y ahí es justo donde aterriza la película”, subraya.
Rodada en Morelia, Amarte a morir cuenta con las actuaciones de Jéssica Meraz como la novia controladora y sedienta de sangre ajena, además de Beto Guillén como su esquizofrénico novio y Fernando Urtiz en el papel del amigo que podría ser sacrificado. Para el director, estos intérpretes cumplieron con el perfil que buscaba, sin importar que todos tengan una preparación actoral de manera formal.
En la parte de la producción ejecutiva, el ya experimentado Alberto Zúñiga (En la periferia, 2016) pondrá las herramientas de la casa Sinestesia para asegurar la calidad del cortometraje, pero además recurrirán al fondeo de amigos para reunir dinero que ayude a cuestiones de posproducción.
A través de la plataforma Kickstarter, los apoyos que podemos aportar van desde los 100 y hasta los 5 mil pesos, con recompensas que incluyen stills, souvenirs, invitación a la proyección privada y la aparición en los créditos, incluido logos empresariales si decides ser productor asociado.
Para aportar a este corto, solo ve al siguiente link y espera a que la sangre salpique las pantallas.