La violencia de género, el odio, el amor, el deseo y la autodestrucción se reúnen en un relato con tintes fantásticos llamado La región salvaje, firmada por Amat Escalante que así regresa al festival que ha visto desfilar su filmografía compuesta por Sangre, Los Bastardos y Heli.
Con el conservador Guanajuato como macabro escenario, la cinta es una suerte de fábula donde los animales no se distinguen de los humanos, razón por la que desaparece la frontera de lo racional en todos los sentidos. En el centro de la trama aparece Alejandra, ama de casa, madre de dos pequeños y casada con Ángel, un contradictorio hombre que dice odiar a su cuñado Fabián solo por sus aparentes preferencias sexuales, pero con quien al mismo tiempo sostiene un amorío que desde luego apunta a la fatalidad. Entre todos ellos surge Verónica, una extraña mujer quien asegura conocer algo fuera de este mundo que podría solucionar cualquier problema de deseos contenidos.
Si ya en películas como Los Bastardos se planteaba el uso de métodos violentos como mecanismo de supervivencia, en La región salvaje se muestran los más oscuros instintos del ser humano, que como un elemento más de la selva, no es capaz de distinguir entre el acto desnudo y los juicios más elementales de convivencia.
Luego de un realismo social lo suficientemente sórdido en sus tres trabajos anteriores, Escalante se sumerge en el cine de género con claras influencias de Posesion (1981), de Andrzej Zulawski, así como de los maestros de lo fantástico: desde David Cronenberg hasta Wes Craven y Dario Argento, sin dejar de pensar en el mismo Steven Spielberg.
Luego de la proyección para medios, Amat Escalante afirmó que la escala de violencia presente en La región salvaje sí representa al México contemporáneo: “Hay un monstruo por ahí afectándonos sexualmente. La sexualidad y violencia tienen mucho que ver. No es gratuito que en el país la violencia hacia las preferencias sexuales, hacia las mujeres, sea tan dura.”
Hasta el momento, Escalante viene de ganar como Mejor Director en el Festival de Cine de Venecia, lo que le da muchas posibilidades de quedarse con El Ojo, la escultura de Javier Marín entregada al ganador de la competencia nacional.