Una suerte de tutorial “hágalo usted mismo”
Por Omar Arriaga Garcés
Hace ya algunos años en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) se proyectó un documental sobre la vida de un estadounidense que viaja a la India como voluntario para una organización que ayuda a niños con cáncer, si mal no recuerdo. A lo largo del filme se establece el contacto que el muchacho va logrando con los inéditos habitantes del país asiático y cómo se inserta en la comunidad, así ¡superpadre todo!, hasta que es más que aceptado -visto como una especie de líder- y termina por casarse con una chica india.
Esto recuerda que a muchos estadounidenses y alguna especie rara de europeos Disneyworld no les causa ya la misma emoción de hace algunas décadas y ahora optan por vivir un espectáculo inusual, como un reality show en el que ellos son los protagonistas. Eligen un tipo de turismo nuevo -un etnoturismo- en el que viajan a países desconocidos para sentir que sus vidas aburridas llenas de monotonía tienen algún sentido y que ayudan a alguien y son útiles para algo.
Apunte y dispare (Point and shoot, 2014, de Marshall Curry) es una suerte de tutorial “hágalo usted mismo” sobre un muchacho de Baltimore que nunca ha tenido emociones fuertes en su vida y que nunca ha abandonado las paredes familiares. El individuo quiere ir a conocer un mundo que no conoció más que a través de libros y en la escuela y por alguna extraña razón evoca a “los últimos hombres” del Así habló Zaratustra, de los que Friedrich Nietzsche decía que ya no se emocionan al decir “estrella”, “fuego”, “cielo”.
Sólo que nuestro protagonista, Matt VanDyke no va a la India sino al Medio Oriente, primero a un par de países, luego a tres, para finalmente recorrer la mayoría del mundo árabe, donde hace amigos.También como una especie de Lawrence de Arabia región 4, nuestro vacacionista regresará a Libia, nación en la que ha dejado a un fiel amigo, para unirse a las tropas árabes y combatir en el frente contra Muamar Gadafi, el considerado dictador derrocado en la Primavera Árabe.
El documental, aunque narrado de manera interesante por un sujeto que tiene un trastorno obsesivo-compulsivo, es uno de esos trabajos con los que uno llega a entusiasmarse pero que no volvería a ver. Como muchos de los materiales fílmicos que arriban a nuestro país por el circuito del cine internacional, Apunte y dispare mantiene una postura occidentalizada y colonialista sobre lo que deben ser otras culturas con las que no se convive mucho que digamos.
La cinta -para mi gusto personal, seguramente habrá a quien le haya gustado- no termina de hacer sentir empatía con un tipo que solamente está aburrido, se siente vacío y triste, y necesita ir a ver a otra franja de la Tierra para saber si es que su existencia es real. Quiere ir a ver si puede integrarse, conocer, curiosear o sentir qué es lo que ocurre, pero uno no deja de verlo como una especie de turista -que nunca deja de serlo- por más que ese turista busca insertarse en un lugar que no comprende. Una metáfora de lo que debe ser este mundo en el que unos pelean guerras y otros van de turistas a esas guerras porque no hay nada mejor que hacer en casa, salvo ver la televisión.
Tráiler-Reflector, Apunte y dispare from AMBULANTE on Vimeo.