Un hombre fue encontrado sin vida en una calle de la ciudad. Eran alrededor de las seis de la mañana cuando lo descubrió un panadero. Se acercó para corroborar lo evidente y hacerse de la vista gorda “el pan no se vende solo”, pensó. Cruzó la calle y comenzó a vender. Un poco después llegaron las madres de familia a comprar leche en Liconsa y de paso por el pan. La primera en llegar le preguntó al panadero por el fallecido y el panadero sólo contestó con un “ahí estaba cuando llegué”. La mujer se arrimó al muerto para examinarlo…
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