La penúltima tanda de largometrajes mexicanos en competencia del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), abrió la mañana del jueves con El peluquero romántico (2016), cuarto largometraje de ficción que dirige el zacatecano Iván Ávila Dueñas. Esta comedia agridulce inició su recorrido en festivales en la capital michoacana y se llevó varios aplausos en la atiborrada función de prensa.
La película que cuenta con guión del propio Ávila Dueñas, nos presenta a Víctor, un peluquero divorciado y aficionado del Atlas que busca reconstruir su vida emocional después de la muerte de su madre. En este recorrido lo acompañan sus amigos del dominó, su ex esposa Susy, Rosy, una joven que le lleva comida y un misterioso personaje que lo animará a emprender un largo viaje al sur del continente.
En breve charla con los medios al finalizar la función de prensa, el director habló del punto de partida del filme, la idea de un personaje común que acababa de pasar por un duelo importante: la pérdida de su madre y previo a ello, de su pareja sentimental. Los miedos y culpas le impiden liberarse y gozar la vida. Parte de este proceso de recuperación se ve influido notablemente por el cine mexicano de antaño y la música romántica de décadas pasadas.
La música y el cine son elementos fundamentales para entender la cinta, sirven como una especie de termómetro que refleja el estado de ánimo del peluquero, no sólo con respecto a sus sentimientos amorosos sino también a su inflexible afición deportiva. La parte musical funciona como un recuento y a la vez un homenaje a la música romántica mexicana, al tiempo que las viejas películas en la televisión nos recuerdan un país que ya no existe.
Y es que todo en la cinta habla de ese México que parece estar en extinción, en donde se ha perdido buena parte de la vieja tradición romántica de nuestro país y el cine de la llamada Época de Oro que cada vez tiene menor influencia en los nuevos cineastas y hasta el oficio del protagonista, un personaje anacrónico, en un contexto en donde predominan las estéticas unisex.
Justamente en la peluquería es donde el protagonista se encierra no solo físicamente sino también emocionalmente, tiene cercanía con Rosy pero no se atreve a dar un paso más, sostiene esporádicos encuentros con su ex mujer pero hay un sentimiento que lo incómoda y lo detiene hasta que aparece un viejo personaje de su pasado.
En la charla con la prensa, Ávila Dueñas habló también de su pasión por Brasil y de la influencia que tiene en su película. “Brasil es muy parecido a México, pero sin culpa religiosa… ellos se permiten ser más felices que nosotros”, comentó el director. El lugar sirve para descontextualizar el estado de ánimo del personaje y librarlo de las ataduras que le permiten una vida plena.
Se nota el gran trabajo del cineasta, de los actores y de su equipo de producción, es una cinta divertida pero sensible, quizás los elementos menos logrados del filme sean esas imágenes oníricas en donde se mezcla la realidad con la ficción de una manera un tanto burda, también pudo durar unos minutos menos, pero es un trabajo disfrutable, lo mejor que ha presentado hasta ahora este experimentado director.