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Bajo la arena: mucho drama y poca guerra

Entre las nominadas en la categoría de Mejor película de habla no inglesa en la más reciente entrega de los premios Oscar, se encontraba la coproducción alemana-danesa Bajo la arena (Under sandet, 2015). Éste es el tercer largometraje que escribe y dirige Martin Zandvliet, con el cual se pone por fin en el mapa de la cinematografía internacional,Bajo la arena: mucho drama y poca guerra tras un par de trabajos interesantes pero poco conocidos fuera de su país. En México la cinta es distribuida por Alameda Films en el circuito de arte y además forma parte de la 62 Muestra Internacional de Cine.

La historia se desarrolla en las playas de Dinamarca en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial. Para ese entonces, lo que quedaba del ejército alemán estaba conformado por una mezcla heterogénea de soldados desmotivados, veteranos sin opción o adolescentes que no estaban preparados para los horrores de la guerra. El retroceso paulatino de las líneas alemanas iba dejando al descubierto ciudades arrasadas, infames campos de concentración y peligrosos terrenos minados.

Una de las tantas tareas para iniciar la lenta reconstrucción de Europa, fue la creación de unidades especiales para retirar las minas de las playas, para lo cual el bando vencedor reclutó a cientos de ex combatientes alemanes, principalmente jóvenes, los cuales tenían escasas probabilidades de sobrevivir debido a los riesgos que implicaba su tarea. El drama de Zandvliet, relata la historia una de estas tantas brigadas, compuesta por un grupo de adolescentes severamente vigilados por un comandante danés, quien tras su reticencia inicial empieza a tener cierto apego hacia los chicos que tiene a su cargo.

La cinta se basa en una serie de informes y relatos sobre un hecho poco conocido de la historia de Dinamarca, el resentimiento y la sospecha que infunden los vecinos alemanes es consecuencia de las heridas que no han cerrado, producto de la gran guerra. Encontramos aquí el drama personal del sargento Rasmussen, un hombre que no duda en mostrar su resentimiento contra la ocupación alemana (golpea sin motivo a un grupo de prisioneros alemanes al inicio del filme), pero que vive una lenta pero inexorable transformación mientras permanece aislado en una playa de apariencia solitaria y pacífica, pero que esconde una enorme cantidad de artefactos mortíferos.

La mejor forma de entender nuestro presente es asimilando nuestro pasado y la obra del cineasta danés, muestra a su manera una especie de asimilación histórica, pero principalmente refleja la difícil transición que lleva del odio al perdón, cuando a través de la convivencia diaria nos damos cuenta que el otro, con el que nos enfrentamos antes, es también un ser humano con rostro, identidad y familia.

Pese a las imágenes de chicos en uniforme militar, Bajo la arena no puede considerarse una película bélica, tampoco aporta tanta tensión, apenas la mínima necesaria para que un chico salte por los aires cuando falla en la desactivación de una mina. Es en cambio un drama sobrio, ciertamente convencional y previsible, que tiende a la conciliación más que al conflicto, pero está representado con la fuerza y precisión características del cine danés de exportación.

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