Este es un llamado a boicotear las elecciones el próximo junio. ¿Cómo? Muy fácil, no vaya a votar, no se acerque a las casillas.
En estos días usted verá por sus calles a unos tipos que quizá jamás se había encontrado personalmente. Los verá en el mercado popular, en los furiosos microbuses, en las lecherías, caminando por donde no hay pavimento ni alumbrado público, en las plazas, en las carnicerías, en las tenencias, en los estadios, tocando a su puerta y hasta en las tienditas de la esquina.
No se espante; no se trata de predicadores religiosos ni de nuevos vecinos: son los candidatos a algún puesto popular.
Esos hombres y esas mujeres quieren solo una cosa: el voto que los lleve a conseguir un trabajo por varios años; bueno, no es precisamente un trabajo, es un puesto importante que les dará poder y dinero, el acceso a millones de pesos que van a distribuir mayoritariamente entre sus amigos y empresarios que a su vez les devolverán otra fortuna a cambio de favores como licitaciones directas o jugosos contratos.
Antes de que se les termine ese periodo, los funcionarios renunciarán a su puesto y buscarán otro, porque la seducción del poder es enfermiza, adictiva.
Es muy probable que entre tantos candidatos alguno hasta sea nuestro pariente: el primo que se lanza por la diputación, ese primo que casi nunca vemos pero que ahora hasta nos llama a nuestro celular para pedirnos el voto y el voto de toda nuestra comunidad. Quizá ese primo sea buena persona, a lo mejor nunca le hemos sabido alguna movida chueca, a lo mejor hasta es trabajador y honrado.
Incluso en esa hipotética situación, no le haga caso, no vote por él ni por nadie, porque en México la democracia es el chiste más caro e inútil que nos han contado.
A diferencia de otras elecciones, ahora tendremos candidatos independientes, sin partido político. Pero ojo, esos ciudadanos están obligados a invertir miles pesos y luego habrán de juntar miles firmas para obtener la candidatura. Después se enfrentarán a una batalla imposible contra los partidos políticos que tienen millones de pesos para conseguir votos vía el acarreo, el chantaje y la explotación de la pobreza que ellos mismos han causado.
En pocas palabras, es imposible que un candidato independiente gane, así que no hay ninguna razón para votar por él.
Votar por los partidos políticos tradicionales es prolongar la agonía de un país desahuciado. Esas empresas públicas son la causa de la ruina nacional, lo mismo la triada dominante que las nuevas opciones, una de ellas encabezada por quien entiende la democracia como una asamblea popular en el que todos deben adorarlo.
En suma, no se le ocurra a usted votar por ningún partido político con registro. Por ninguno, en absoluto.
Tampoco se crea el cuento de que anular el voto es una manera de protestar contra el sistema político. Si usted va a la casilla ya está legitimando la falsa democracia, pues en el conteo nos dirán que un porcentaje de ciudadanos tuvo la oportunidad de expresarse libremente y rechazó las distintas opciones que se le presentaron.
Por favor, el día de las elecciones simplemente no vaya, no se acerque a las casillas. Tampoco sea un loco y le prenda fuego a las boletas o rapte una urna para salir corriendo mientras lo persigue la turba o la policía. Solo no vaya a votar: quédese a ver el fútbol, salga de viaje, lea libros, escuche música, duerma, coja, corra, vea películas, salga a pasear al perro o ya exagerando manifieste su hartazgo en la vía pública. Haga lo que se le dé la gana, pero por favor, se lo ruego, no vaya a que le pinten su dedo.
Antes de cometer una barbaridad semejante, pregúntese algunas de estas cosas:
- ¿Fuera del periodo electoral, usted ve a los políticos caminar por el mercado o subirse a los microbuses?
- ¿En verdad piensa que los partidos políticos son organizaciones que buscan mejorar la calidad de vida de los ciudadanos?
- ¿Cree que es justo que con nuestros impuestos se financien campañas de millones de pesos?
- ¿Considera útil que millones de pesos sean empleados en campañas de marketing y anuncios de televisión?
- ¿Le parece un avance democrático que tengamos por candidatos a futbolistas analfabetos, payasos que se creen chistosos y actores de videohomes?
- ¿Sabía usted que las últimas elecciones en Michoacán fueron arregladas entre narcos y priistas?
- ¿Sabía usted que las próximas elecciones en Michoacán estarán arregladas entre priistas y perredistas?
A lo mejor usted se siente seducido porque el candidato es su actual jefe en el trabajo. “Si mi jefe gana, me dará un buen puesto y ganaré más dinero. Me conviene que mi jefe gane”. No sea usted un loco, pensar así es lo que tiene jodido a este país.
Ahora bien, si usted es nada menos que el candidato, por favor, se lo ruego, retírese de la contienda. No sea parte de la ruina nacional. Aproveche el tiempo en medios y renuncie a su candidatura. Díganos lo que bien sabe: que su partido es una mierda, que su partido solo estorba para que este país se desarrolle. Hágalo, vaya a la radio o a la televisión y diga: “Señoras y señores, esto está podrido, renuncio y los invito a no acudir a las urnas”.
Si usted es un candidato independiente no pierda su tiempo, mejor salga a la calle e invite a las personas para que no vayan a las casillas.
Si nadie va acude al circo de las elecciones el sistema se va a colapsar, sin que se haya derramado sangre ni dinero. Castiguemos a los partidos políticos y a esa horrenda cosa que es el INE.
Sí, de todas formas alguien va a ganar, pero si gana con muy pocos votos será un político débil, rechazado, será un molesto paria a quien solo le queramos patear el trasero. Estas elecciones deben ser las no-elecciones, debe ser un domingo en que mandemos a la chingada a los políticos, a los partidos y a todo su corrupto entorno.
Se lo suplico: no vaya usted a las urnas.
Hagamos un domingo desolador, un domingo invisible.
Hagamos un hermoso domingo.