Por Armando Casimiro Guzmán
Octubre, mes del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), Revés estuvo presente y ya hemos presentado parte del material que pudimos recopilar en las largas jornadas de este festín cinematográfico. Aunque en realidad el festival está enfocado a la presentación de largometrajes mexicanos (todos ellos óperas primas y segundos trabajos), documentales y cortometrajes, lo más interesante del evento son las retrospectivas de realizadores, programas especiales, la Semana de la Crítica de Cannes y por supuesto, los estrenos internacionales, de los cuales iremos mostrando las reseñas conforme aparezcan en la cartelera comercial. Cintas como Le gaminauvélo (Jean-Pierre Dardenne y LucDardenne), Theguard (John Michael McDonagh), Le Havre (AkiKaurismäki), Le nom des gens (Michel Leclerc), Panegre (Agustí Villaronga), La piel que habito (Pedro Almódovar), Potiche (François Ozon), Thismust be the place (Paolo Sorrentino), Trust (David Schwimmer) y Weneedtotalkabout Kevin (LynneRamsay) formarán parte de este extenso conteo.
No formó parte del festival, pero con algunas semanas de retraso llegó Secretos peligrosos (The whistleblower, 2010), primer largometraje de la cineasta canadiense LarysaKondracki, un thriller, cuya principal arma para atraer al público es la presencia de Rachel Weisz.
Secretos peligrosos está basada en las experiencias de KathrynBolkovac (interpretada por Weisz), una oficial de policía norteamericana que decide viajar a Bosnia, como parte de un grupo de “pacificadores” y especialistas en la reconstrucción de esa región del mundo al término de la cruenta Guerra de los Balcanes, que, como ya sabemos, dejó devastada a una buena parte de lo que fuera la antigua Yugoslavia.Las esperanzas de Kathryn se ven frustradas cuando pone al descubierto una peligrosa red de prostitución y tráfico de personas de la que forman parte la policía internacional, las compañías transnacionales y el propio personal de la Organización de las Naciones Unidas.
La idea original de la película estuvo rondando por la mente de la realizadora durante cinco años y fue hasta que Rachel Weisz aceptó tomar parte del proyecto que se pudo comenzar la filmación, ya que gran parte del peso del filme recae en la capacidad de la actriz británica para hacernos creer que lo que está pasando en la pantalla es real (ver a Rachel Weisz vistiendo uniforme de policía no resulta del todo creíble). Pero intérprete no está sola, la acompaña un sólido grupo de actores entre los que destacanNikolaj Lie Kaas (a quien hemos visto en al menos un par de verdaderas joyas del cine danés) y la cada vez más avejentada Monica Bellucci.
El trabajo debut de Kondracki no es del todo regular, sigue una narración convencional pero se regodea con algunos flashbacks innecesarios, además no evita caer en el cliché delos malos de siempre: son gordos, calvos y muy mala onda. Por otra parte,el filme se acerca demasiado a ese género de cine de denuncia, aunque seguramente ésta era en buena medida su función, lo logra sin grandes méritos cinematográficos.
A pesar de todo, Secretos peligrosos consigue hacernos reflexionar sobre el verdadero desempeño de las misiones internacionales en zonas en conflicto, hace años que se vienen documentando toda clase de denuncias de abusos y corrupción en el seno de las Naciones Unidas y es poco aún lo que se ha hecho para resolverlo. El tema se ha visto en varias películas, pero rara vez se había captado a detalle la obscena violencia del tráfico sexual. Alguien me contó que la vio un viernes y se deprimió todo el fin de semana. ¡Bah! No es para tanto.
En el marco del FICM se presentó la cinta galardonada con la Palma de Oro de Cannes, El árbol de la vida (Thetree of life, 2011), quinto largometraje en casi cuatro décadas del inasequible TerrenceMalick. Un director que se caracteriza por tomar las cosas con calma, así como por tener seguidores y detractores en igual medida.
Para conocer el origen de esta obra debemos remontarnos hasta mediados de la década de los setenta, después terminar una de sus cintas clásicas Badlands (1973), Malick deseaba crear una película sobre los orígenes del universo. La idea pronto fue desechada y la retomó apenas hace cinco años, después de presentar Nuevo Mundo (The New World, 2005), la que ha sido hasta ahora la más floja de su filmografía.
El árbol de la vida, ambientada en los años cincuenta, relata la historia de una familia texana de clase media, que tras la trágica pérdida de uno de los hijos, retrocede en el tiempo y nos sitúa en la adolescencia del mayor de los hermanos, previo paso por el origen del universo y hasta el surgimiento de los dinosaurios en la Tierra. Es un fastuoso recorrido por el nacimiento, la conciencia, el despertar sexual, el amor, la violencia y la muerte. Sí, todo eso cabe, bellamente ilustrado, en los 140 minutos que dura la película, aunque una segunda mirada la hace parecer menos compleja de lo que parece.
Si bien los actores más reconocidos por el público son Brad Pitt (como el severo padre de familia) y Sean Penn (el atribulado hijo ya mayor), quienes llevan realmente el peso de la historia son Jessica Chastain (como la candorosa madre) y el joven Hunter McCracken, con un gran desempeño en su papel de adolescente reprimido y sensible.
Terrence Malick intenta hacer una película total, rompe con las estructuras narrativas convencionales y busca llegar al público con una afectada sucesión de estampas en movimiento, fotografiadas a la perfección por Emmanuel Lubezki (aunque parezca poco probable, prácticamente todos los planos se filmaron cámara en mano y con luz natural). Además, casi todos los pasajes están acompañados de una voz en off, tan etérea y sutil que en ocasiones raya en lo inaudible.
A pesar de ser uno de los estrenos internacionales más importantes del FICM, el filme fue presentado en funciones después de las once de la noche, lo que provocó que no pocos asistentes salieran bostezando de la sala y otros más aplaudieran enloquecidos. Así es el cine de Malick, lo amas o lo odias. Bienvenida sea la controversia, son pocos ya los que la logran.
La Función de Clausura del FICM, tradicionalmente no ha sido uno de sus puntos fuertes, por eso no había que ir con demasiadas expectativas para ver Contagio (Contagion, 2011), la nueva película del prolífico cineasta norteamericano Steven Soderbergh, quien tiene ya varios años de tropiezos comerciales y ni que decir de los cinematográficos.
Y es que desde su debut en el ya lejano 1989 con Sexo, mentiras y video (Sex, lies and videotape), cinta con la que ganó la Palma de Oro de Cannes, seguimos esperando un trabajo que cuente con el mismo nivel de calidad, le hemos visto de todo: Tráfico (Traffic, 2000), ErinBronkovich (2000), Che (2008) y El informante (Theinformant!, 2009), pero todo muy lejos de su largometraje debut.
Contagio nos resulta ante todo aterradoramente familiar, después de que recientemente vivimos la paranoia gubernamental y el escarnio internacional con el virus AH1/N1 (o como se le llamó en otros países, “gripe porcina”). En el filme de Soderbergh, encontramos el surgimiento de un virus letal, el argumento tiene como hilo conductor la lucha por frenar su propagación y encontrar una vacuna efectiva. En el camino, muestra la amplia gama de reacciones que van de lo humano a lo científico, pone sobre el tapete lo mejor y lo peor de la raza humana: el bloggero que intenta sacar provecho monetario, los políticos que buscan obtener la cura antes que el resto de la población,los científicos que buscan afanosamente controlar la enfermedad, la gente que saquea los comercios, etc. Soderbergh aprovecha también para criticar el poder mediático y la injusticia que viven los sectores más desprotegidos de la población.
El principal mérito de Contagio es que a pesar de que es una cinta en apariencia comercial, evita caer en el sensacionalismo banal que acostumbran los productos hollywoodenses. Una fotografía acerada, una banda sonora gélida y potente refuerzan ese ambiente de tensión y frialdad que se muestra en la pantalla. Soderbergh, en otro de sus aciertos, consigue que la gran cantidad de rostros conocidos (Gwyneth Paltrow, Matt Damon, Jude Law, Kate Winslet, Marion Cotillard, Laurence Fishburne) no nos distraigan de la trama principal. Aunque hay que decirlo, ninguno de los personajes resulta entrañable, incluso la parte de Marion Cotillard parece demasiado desconectada del resto.
Aunque por momentos Contagio se parece más a una serie de anuncios sobre salud pública, lo cierto es que supera al resto de las películas de desastres que importamos cada cierto tiempo de los Estados Unidos. Es cierto, no presenta nada nuevo, pero lo hace de un modo aterradoramente realista. Es una puesta en escena fría y aséptica, un thriller cerebral para tiempos paranoicos.