Revés Online

Charlie Hebdo; La Guadalupana tampoco detiene balas

Imagine usted que en México hay un semanario en cuya portada aparece un indígena siendo acribillado mientras trata de cubrirse con una imagen de la Virgen de Guadalupe, al tiempo que dice, en alusión a la inseguridad en México, que la Virgen es una mierda porque no lo salva de las balas.

virgin
Imagen de Ed O’Brien

 

Por Jorge A. Amaral

 

Seré breve porque ya otros han tratado el tema con más profundidad y puntualidad que yo. Iba en mi carro un día de la semana pasada por la mañana cuando Aristegui lo anunció: “Charlie Hebdo, un periódico satírico francés, fue atacado”, palabras más, palabras menos.

En cuanto esa información se difundió, el maquinista del tren del mame gritó “¡vaaaámonos!” y la bandera de la libertad de expresión fue enarbolada aún sin conocer el trasfondo del ataque.

Cierto, cualquier ataque, cualquier amenaza, asesinato, multihomicidio o masacre son actos censurables, atrocidades que no deben ocurrir, pero vale la pena preguntarnos qué hay detrás de todo este embrollo.

El ataque a Charlie Hebdo no se debió a las críticas de este semanario al gobierno, no fue como los diarios mexicanos que hablan del narco y son incendiados, atacados con granadas o rafagueados; sus colaboradores muertos no son como los reporteros, fotógrafos y columnistas mexicanos que han recibido amenazas, han sido secuestrados, asesinados o desaparecidos por criticar a un presidente municipal, a un gobernador como el de Veracruz o tocar temas relacionados con el crimen organizado.

No. Los ataques a Charlie Hebdo, aunque lamentables, se debieron al escarnio, las burlas, la intolerancia y el racismo de quienes creyeron que eso sería gracioso, de quienes pensaron que una caricatura en la que El Corán es atravesado por las balas mientras se le llama “mierda” sería gracioso. Les salió caro el chiste.

Y es que en realidad no estamos hablando del ejercicio de la libertad de expresión, sino del abuso más libertino e irresponsable que de ella se puede hacer. Charlie Hebdo quedó como un pequeño neonazi, así de simple.

Ahora, imagine usted que en México hay un semanario, Juanito Maloshígados, en cuya portada aparece un indígena siendo acribillado mientras trata de cubrirse con una imagen de la Virgen de Guadalupe, al tiempo que dice, en alusión a la inseguridad en México, que la Virgen es una mierda porque no lo salva de las balas.

Sólo una palabra me viene a la mente al imaginar algo así: culeros, y es la misma palabra que me viene a la mente cuando veo las portadas y dibujos de Charlie Hebdo, y no es que me dé igual o gusto el ataque de que esta publicación fue objeto, pero hay que ser sensatos y reconocer que si te burlas de un sector radical y con acceso a armas y logística, es a lo que te expones, y no es nada del otro mundo pues quienes andamos en este ajo sabemos que hay temas que no hay que tocar, nombres que no hay que mencionar, información que no hay que publicar aunque nos conste, aunque tengamos un testimonio de primera mano, porque lo más seguro es que un buen día ya no lleguemos a nuestro destino y de repente aparezcamos en alguna cuneta o de plano ya no se nos vuelva a ver, o lo que es peor, atenten contra nuestra familia; eso que lo hagan los periodistas de primer mundo que vienen, entrevistan y se van, y además cuentan con todas las garantías.

Por eso, aunque no lo justifique, no se me extraña el ataque a Charlie Hebdo, quizá se lo buscaron al tener el juicio obnubilado por esa ilusión occidental de que a nosotros nunca nos va a pasar porque no estamos en esos lugares.

Por todo lo dicho anteriormente, que no es más que una apreciación muy personal, yo no soy Charlie, yo soy Regina Martínez, yo soy Goyo, yo soy El Diario, de Ciudad Juárez; yo soy El Siglo de Torreón, yo soy El Buen Tono, de Veracruz, yo soy Tiempo de Durango, yo soy Mural, de Guadalajara, yo soy Karla Janeth Silva Guerrero, corresponsal del diario El Heraldo de León. Yo no soy Charlie, yo soy los casi 100, si no es que más, periodistas muertos en México entre 2010 y 2015, esos sí duelen.

Salir de la versión móvil