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Cine al límite

Radicado en Morelia, autodescrito como un auténtico workaholic y con un montón de ideas en la cabeza, Adrián González Camargo prepara ya dos proyectos; se trata, por un lado, de Un día de Enero, ficción con cierta dosis de violencia social, al que suma Mucha mierda, documental sobre el estado actual del teatro en Michoacán. A continuación, una breve charla con quien además conduce el programa radiofónico Noches de Cine y administra un blog de cuentos escrito casi a diario.

¿Cómo surge la idea de Un día de enero?

Quería hacer una película con dos personajes solamente; no es que fuera una obsesión minimalista, sino más bien preguntarme qué puede llegar a suceder con dos protagonistas que llegan al límite. Una de mis inspiraciones para ello es el libro Sobre héroes y tumbas, de Ernesto Sábato, en la que se cuenta una escena donde una pareja se queda encerrada en un elevador particular que es abierto hasta muchos días después y lo que encuentran es el esqueleto de ambos. Dicha imagen se reforzó tras ver Anticristo, de Lars Von Trier, tras lo cual me decidí a construir mi propia historia basada en este tipo de situaciones.

El director (al centro) durante una tarde de rodaje.

¿Qué elementos de nuestra sociedad contemporánea contiene esta historia?

Ciertamente se desarrolla en el aquí y en el ahora, pero no busca ningún ícono social. Es un relato que se desarrolla en el campo, y bueno, sabes que estás en México y que los personajes pertenecen a una clase económica baja. Son seres de carne y hueso que no hacen las cosas de forma racional, sino guiados más por su propia oscuridad.

¿En qué etapa va el proyecto?

Estoy terminando el guión y al mismo tiempo ya grabo algunas escenas. Es una forma atípica de trabajo, pero me interesaba mucho rodar con los actores, sobre todo para sentirlos en escena, tener el ritmo y verlos en pantalla. Los actores son Ernesto Hernández Doblas y Erandini Alvarado, con ellos grabé las primeras escenas y ahora falta concluir el guión. Lo que sigue es conseguir el presupuesto, que es muy bajo, quizá de 500 mil pesos, lo cual es baratísimo, no hay sueldos, es un crew reducido, pues se busca una producción discreta con formato digital.

¿Qué encontraríamos de nuevo en este proyecto?

Quien debe responder esto es la gente, pero de antemano creo que esta película podría ser calificada como contemplativa, lenta, hecha al azar, tal como sucede con el cine contemporáneo en la que no hay mucha acción. A lo mejor sí es lenta, pero no caerá en la contemplación y sí en la incomodidad, a partir de lo cual el espectador llegue a sentirse en este universo de estar al límite, con una historia desarrollada en una cabaña y alrededores. Busco un cine lento, cruel y atmosférico a la vez.

El otro proyecto es Mucha Mierda…

Es un documental relacionado con el grupo artístico Contrapeso, quizá el proyecto teatral que más ha durado en Michoacán, encabezado por Roberto Briceño, a quien conozco desde hace varios años. En en lo particular me llama la atención su método de trabajo, pues eligen de manera comunitaria cada obra, saltándose la aparente única palabra del director. También me interesa registrar todos los procesos artísticos, así que empezaré por el teatro para luego explorar otras disciplinas. Creo que en esta clase de procesos de las obras artísticas hay muchos momentos lúdicos de los que no se entera el espectador, muchas veces se quedan ahí, en los ensayos, sin que formen parte de la puesta final. Será un mediometraje que, según mis cálculos, me puede llevar un año para su concreción.

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