Resulta que el buen amigo Elio tuvo la enorme bondad de traerme de los Yunaites dos discos que ansiaba tener y no había encontrado más que en línea: Chicken and biscuits, de Colt Ford, y Night hawk, de Charlie Daniels. El primero de ellos es el segundo disco de estudio de Colt Ford (2010), uno de los iconos del hick hop, también llamado country rap. Imagine usted la escena: llega Colt al estudio de grabación a las 09:00 de la mañana y lo hace desayunando pollo frito con bísquets (en desayuno de campeones) y eso le da la idea al productor de hacer una canción sobre el tema, al preguntarse quién demonios desayuna eso. El resultado fue una canción de enamoramiento y su relación intrínseca con la comida. Además yo destacaría la versión que hace Colt Ford de “Convoy”, esa belleza en la que CW McCall narra la rebelión de camioneros que tienen que conducir de costa a costa sin detenerse y a 55 millas por hora, con todo lo que ello implica en las bitácoras.
Un excelente álbum en el que podemos explorar un subgénero del rap poco conocido en México, pues salvo excepciones como Kid Rock o Bubba Sparxxx se ha mantenido con un público muy específico.
El otro, del legendario Charlie Daniels, este pionero del southern rock que a 40 años de carrera sigue trabajando arduamente, y por eso este año nos regaló un excelente álbum: Night hawk, un tributo por parte del músico a la vida de los vaqueros, su trabajo duro, pues dijo alguna vez, “nuestros conceptos sobre los vaqueros y el Oeste están derivados de las películas y la televisión”, cuando, continúa, “la verdad del asunto es que los verdaderos vaqueros no son personajes brillantes en la oscuridad que van por ahí luchando contra bravucones y limpiando salones con sus puños. El vaquero real es una raza trabajadora, diferente, que pasan horas sin fin en la silla de montar (…) y Night hawk es un tributo al vaquero trabajador y su estilo de vida”. Y por eso en este álbum encontramos homenajes como “Billy The Kid”, escrita por Daniels, y su excelente versión de un clásico en “(Ghost) Riders in the sky: a cowboy legend”, cuya letra es fantásticamente hermosa. Así pues, como un homenaje, Daniels explora la mitología western en un disco que por acústico tiene un aire más tradicionalista, más folk.
En fin, dos excelentes discos para escuchar este fin de semana y año mientras se toma una cerveza, un whisky o un ponche con piquete, recuerde que la música a veces es la mejor compañía. Por lo pronto mi Stetson está impecable y lista, las botas están boleadas y la música country ameniza la carretera. Salud y sea prudente, y si por falta de gasolina no pudo salir, recuerde que el lugar es importante, pero es más la compañía.