Después de las merecidas vacaciones estamos de regreso con la gustada sección de los Estúpidos Lunes, y en verdad que nunca son tan estúpidos como esos que representan el regreso al trabajo o a la escuela.
Para abrir nuestro apetito morboso, compartimos una información que en verdad se pasa de rosca. ¿Recuerdan todo el embrollo causado por el malogrado fin de la humanidad? Hubo libros, películas, foros de discusión y un montón de cosas a su alrededor, entre ellas, muchas fiestas (incluida la nuestra) para que el Apocalipsis llegara en pleno estado de ebriedad.
Pues bien, resulta que en Berlín un empresario registró la palabra Weltuntergang (Fin del Mundo) como una marca festiva y ahora tiene demandados a varios dueños de bares y discotecas quienes titularon así a sus pachangas realizadas en la víspera del 21 de diciembre.
Entre las víctimas de esta ocurrencia fundamentada en las leyes está Peter Knura, dueño del Graf Balderich, bar nocturno que tuvo una asistencia de 300 personas aquella noche en que supuestamente los mayas habían visualizado el término de la civilización. El empresario recibió la notificación de unos abogados quienes le exigen pagar más de mil euros por concepto de indemnización y otros 800 euros por el uso indebido de la frase “fin del mundo”.
El dueño de esta frase se llama Philip-Nicholas Blank, un gastrónomo radicado en Baviera y organizador de varias fiestas con los mismo motivos pero con la confianza de que él es el dueño de la marca.
“El nombre del fin del mundo está protegido para mis fiestas, como el de Coca Cola para la bebida”, ha declarado este vivaz empresario quien ahora podría llenarse los bolsillos de dinero en plena crisis europea.
Se dice que las demandas serán varias, pero todo quedará en manos de los jueces, quienes tendrán que valorar si el sector discotequero estaba enterado que “Fin del Mundo” es una frase registrada ante la Oficina de Patentes de Berlín.