A ritmo caribeño dio inicio la segunda jornada de largometrajes mexicanos que compiten por el premio más importante del FICM. Dólares de arena, segundo largometraje de ficción que firman en conjunto el regiomontano Israel Cárdenas y la dominicana Laura Amelia Guzmán.
Armando Casimiro Guzmán
La mancuerna previamente había lanzado su ópera prima Jean Gentil (2010), de muy limitada distribución internacional, aunque realmente se dieron a conocer en el 2007 con Cochochi, un documental rodado enteramente en la sierra tarahumara.
La tibia reacción que mostraron los asistentes a la función de prensa se vio correspondida por la ausencia de los directores, miembros del elenco o alguna persona de la producción que pudiera responder a cualquier cuestionamiento de la audiencia. Pero a pesar de los comentarios mayoritariamente negativos que se escuchaban a la salida de la sala (“es aburrida, es que no lleva a ninguna parte”, se quejaba uno de ellos), lo cierto es que la película ha resultado cuando menos entretenida y bien ejecutada.
La cinta es una adaptación muy libre (según lo refieren los propios directores), de la novela Les dollars des sables del escritor francés Jean-Nöel Pancrazi. En el filme nos presentan a Noelí, una joven dominicana que establece una relación de conveniencia con una acaudalada anciana francesa quien paga gustosamente por su compañía. Anne llegó a República Dominicana con la intención de alejarse de sus problemas familiares (los cuales nunca se especifican), mientras que Noelí, busca emigrar a Europa para iniciar una nueva vida y mandar dinero a su novio abusivo.
El tema del turismo sexual presente a lo largo de la narración, tenemos como referente inmediato Paraíso: Amor (Paradis: Liebe, 2012), obra del austriaco Ulrich Seidl, quien nos muestra, no sin cierta ironía este mundo donde los adinerados explotadores son a su vez explotados por vividores sin escrúpulos, en una especie de juego perverso en donde al final nadie gana nada. Pero el enfoque de esta reciente coproducción dominicana-mexicana-argentina, va más bien hacia un entorno que favorece las contradicciones: el amor y el engaño, la soledad y el acompañamiento pagado, la riqueza y la pobreza, etc.
Punto muy importante en esta producción es el buen trabajo de elenco, donde destaca la participación de la actriz Geraldine Chaplin como la solitaria anciana francesa que busca llevarse a su chica dominicana a París. En tanto que el talento local lo aportan los jóvenes actores Yanet Mojica, además del también músico Ricardo Ariel Toribio.
Además de lo anterior, Dólares de arena tiene la poco valorada virtud de durar apenas ochenta minutos, en vez de llenar la pantalla con situaciones prescindibles, la cinta apuesta por una edición severa pero eficaz. Quizás no sea del agrado de todos, pero es una apuesta interesante dentro de una sección que por sus características no apuesta demasiado a mirar hacia afuera, hacia ese mundo tan cercano y a la vez tan lejano que es el Caribe.