“Si me dicen que está enterrado en el cerro, yo voy y escarbo”, dice Martha Elba Ceja Jiménez, quien ha dedicado los últimos 12 años de su vida a buscar a su hijo, desaparecido el 24 de enero del 2011 en Morelia.
Con un cigarro que sirve para tratar de hallar la calma, esta mujer relata lo duro que ha sido ser madre de un hijo ausente, y ser la madre de otros dos “que de nada tienen la culpa”.
En su mirada solo hay pesimismo. Dice tener la certeza de que ya no está vivo, porque de lo contrario ya se hubiera comunicado con ella o con alguno de sus hermanos, con alguno de sus hijos. “Pero si no lo hace es porque no está… lo único que me dejaría en paz es velarlo en la casa, como me lo llegó a pedir”.
Tras haber puesto la denuncia por la desaparición de Edgar Rafael González Ceja, Martha se dio cuenta que una camioneta de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) rondaba su domicilio. Tras esto, recibió una llamada de su hijo quien le pidió retirar la denuncia o lo matarían, y esa fue la última vez que escuchó su voz.
Desde entonces se ha dedicado a buscar a Edgar, pasando por momentos muy complicados. Fue este año que apenas decidió volver a recibir al resto de su familia para una comida por el Día de la Madre, porque la vida sigue. Pero si acaso hubiera una luz de esperanza, Martha dice que estaría lista para recibir a Edgar y ver esa sonrisa que siempre mostraba.
En Michoacán, más de 300 familias han perdido a un familiar tan solo en los primeros cuatro meses de este 2023, lo que refleja una crisis humanitaria con más de 100 mil casos activos en todo el país.