Llévate mis amores tiene la fórmula perfecta para convertirse en una cinta entrañable, esa que te puede hacer reir, llorar y te deja con un nudo en la garganta. El documental del joven cineasta, Arturo González Villaseñor, cuenta la historia de un grupo de mujeres conocidas como “Las Patronas”, quienes se dedican a dar alimento y hasta cuidados a los inmigrantes que pasan trepados en ese monstruo de hierro conocido como “La Bestia”.
El director abordó este tema desde un punto de vista más biográfico, más íntimo en cuanto a las protagonistas, ¿Quiénes son esas mujeres que día con día preparan kilos y kilos de comida para ayudar a quienes en su vida han visto? ¿Qué sienten esas personas que han hecho de un buen acto una forma de vida?
No sabemos sus nombres completos, solo cuando ellas se llaman entre sí mientras preparan comida, platican con migrantes o el director les pregunta acerca de que hay detrás de ese rostro y esos brazos que a diario se cansan para ayudar a otros, las enfrenta a su interior para dejar plasmado en la pantalla al ser humano que habita detrás de lo que parece ser una gran fortaleza.
A lo largo de la película se logra un acercamiento muy honesto hacia su realidad, al amor y la empatía que sienten por esos viajeros que llegan hasta ese punto habiendo pasado días y días sin comer. Cuentan que su trabajo también es posible gracias a las donaciones en especie que les hace la gente, mientras ellas tienen que realizar salsas para vender y ayudarse en su vida en esa comunidad de Amatlán, Veracruz.
Sin duda, es conmovedor conocer estas historias humanitarias en medio de tantos asuntos que encogen a un buen país como es México, como espectador logras adentrarte y sentir la impotencia, la tristeza y la satisfacción que ellas sienten, te hace salir con ganas de arreglar el mundo.
Comenzaron el camino de algo que no piensan abandonar nunca, hace 20 años. En el 2013 el gobierno federal les otorgó el Premio Nacional de Derechos Humanos, un reconocimiento sin duda bien merecido pero que muestra de nueva cuenta la doble cara de este país. Sobre todo cuando viene a la memoria ese coraje con el que hablan, durante la película, de los policías que se aprovechan de los migrantes en su paso por el estado, y que actúan bajo una impresionante impunidad, o cuando recuerdas Ayotzinapa, a Cuauhtémoc Gutiérrez o al mismo presidente del país, quien les entregó dicho reconocimiento.
Un documental bien realizado, además de altamente emotivo, que nos recuerda esa parte importante de ser humano, y de la empatía urgente que se necesita para con el otro. Vale la pena que la vean, aunque ya solo habrá una proyección durante esta edición de Ambulante en Morelia, y será el día 22 de marzo a las 15:00 hrs. en el Teatro Emperador Caltzontzin en Pátzcuaro.