Por Un Inmoral
- Nadie en su sano juicio se para frente a 6 mil jóvenes (skatos, metaleros, hipitecas, fresas, gorrones de toda ocasión y grupies de Leonardo) para invitarlos a “echarle una porra a los Concorde”. Con eso lo único que se consigue son justificadas mentadas de madre e improperios como “mucha ropa” y “ay mamacita, ya cállate”.
Los organizadores del Michoacán Rock Fest le atinan en cuanto a regresar un poquito de los impuestos en un concierto gratuito, pero tienen ocurrencias bizarras como poner una suerte de animadores de kermés que sólo reciben proyectiles por parte del irrespetuoso respetable. Los rockeros quieren rockear, y no chutarse numeritos como el “Dame una C, dame una O, dame una N, dame una C, dame una O, dame una R, dame una D, dame una E”… #nomamar. - Nadie en su sano juicio encierra a más de 6 mil jóvenes y los deja entre la espada y la pared, o dicho de otra forma, con rock y sin alcohol. Demasiado sufrimiento sobre todo para quienes llegaron temprano y tuvieron que soportar las actuaciones de bandas metaleras a quienes les bastaban tres canciones para aturdir al más vulgar de los oídos. Incluso, la carencia de bebidas etílicas ocasionó que todos estuvieran sobrios cuando arribó al escenario Leonardo de Lozanne, que se encargó de exaltar el sentimiento de pesadez interpretando canciones que nadie se sabe. Si, como decía Hemingway, los escritores deben aprender a estar borrachos todos los días, lo mismo debiera ocurrir con los melómanos, pues arriesgarlos a semejantes dosis de realidad les puede dejar traumas de por vida.
- Nadie en su sano juicio se hubiera puesto estricto a la hora de pasar por las armas a las muchachas y muchachos que retacaron el Palacio del Arte. Los tan detestados elementos de seguridad hicieron bien en hacerse de la vista gorda y dejar que uno que otro chaval ingresara con su dosis de hierbita, con lo cual se provocaban ligeras nubecitas de humo con ese olor a tapetito imprescindible para cualquier toquín rocanrolero.
- Por lo mismo, nadie en su sano juicio llega a uno de estos conciertos a secas. Advertidos sobre la prohibición de alcohol (como en los mismísimos tiempos del Padrino) todos debimos cargar con un huatito que nos hiciera entender el mensaje de Andrea Echeverri y sus Aterciopeladas manifestaciones a favor del pastito que sacude a mi esqueletito. Esta banda colombiana se manifiesta a favor de la hoja de coca pero en contra de las guitarras eléctricas, por lo que suenan demasiado acústico para ser escuchados así, secos, sin nada adentro que altere la realidad.
- Quién sabe a dónde irán a parar los dos kilos de ayuda requeridos para ingresar al concierto, pero lo que sí sabemos es que las casi ocho toneladas reunidas fueron compradas en Soriana, supermercado que hizo su agosto en febrero con un concierto que originalmente se haría en octubre… #wtf!!!
- Nadie en su sano juicio, porque les juro que toda la noche estuve en mi sano juicio, ve entre el público a hombres-pollo y mujeres-gallina. No, eso es una alucinación producto de la abstinencia. Señores del gobierno, por favor no nos hagan eso, mejor cobren algo de dinero y, si en verdad quieren ganarse a su público (y potenciales electores) mejor dejen barra libre y evítenos enfrentarnos a realidades tan duras como las de ver a Leonardo enviando besos a sus miles de fans. Plis.