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El saldo de la Muestra

Armando Casimiro Guzmán

La 54 Muestra Internacional de Cine, presentada como es costumbre en el complejo Cinépolis Centro fue irregular en cuanto a películas memorables, pero eso sí, ha sido muy variada en temáticas y estilos. En esta ocasión, la cinta homenajeada fue la mexicana Macario(1969),  basada en un relato del enigmático escritor de origen alemán B. Traven (uno de sus tantos seudónimos), y que fue dirigida por Roberto Gavaldón, con fotografía de Gabriel Figueroa. Mención especial a la fotografía en el Festival de Cannes y nominada al Oscar como Mejor película de habla no inglesa, a este film que se exhibió de manera gratuita en el inicio del banquete cinematográfico.

La película excluida de la Muestra fue Un reino bajo la luna (Moonrisekingdom,2012), el más reciente y aplaudido trabajo del estadounidense Wes Anderson, debido a que ya había tenido corrida comercial en nuestra ciudad, además de que fue la función de clausura en la pasada edición del FICM, y desde hace varios meses está disponible en formato DVD/BluRay. Otra descartada, aunque de manera involuntaria fue la coproducción Polonia-Alemania-Canadá, Una luz en la oscuridad (W ciemnocši, 2011)de Agnieszka Holland, que no pudo exhibirse debido a una “incompatibilidad de formatos”, y a último momento fue sustituida por el larguísimo documental biográfico de Kevin McDonald (alias “soy tu fan”) Marley(2012), sobre el músico jamaicano amante de la paz y de la verde.

Una de las más esperadas era la argentina Elefante blanco(2012); del cineasta oriundo de San Justo, Pablo Trapero. Un drama que pintaba bien, con una premisa interesante y que está estupendamente filmada… pero, acaba mal con un tiroteo torpemente resuelto y un triángulo amoroso que no acaba de cuajar. Se rescata la presencia del infaltable Ricardo Darín (que ya empieza a ser como los Bichir en el cine mexicano), y del impresionante armatoste de concreto que da nombre a la cinta.

 

Una decepción completa resultaron En la niebla (V tumane, 2012), del bielorruso Serguéi Loznitsa, drama histórico ambientado en la Segunda Guerra Mundial, que había hecho mucho ruido en Cannes, pero que debido su parquedad resulta por momentos muy aburrida, y la húngara El viento(Csak a szél, 2012) del joven cineasta Benedek Fliegauf, un drama sobre una serie de asesinatos de gitanos a manos de grupos de extrema derecha, que no han sido aclarados por completo y que tuvo un gran recibimiento en el Festival de Berlín, donde ganó el Oso de Plata… aunque mientras la veía solamente quería que alguien clavara la maldita cámara al piso. Otra de las desilusiones fue el nuevo trabajo de David Cronenberg, Cosmópolis (Cosmopolis, 2012), basado en una novela del escritor estadounidense Don  DeLillo , que generó toda clase de comentarios por la presencia de Robert Pattinson, quien no convence en su nueva faceta post Crepúsculo. En el mismo tenor encontramos el tercer largometraje del cineasta andaluz Benito Zambrano, La voz dormida(2011), filme ambientado en las postrimerías de la Guerra Civil española, y que tiende desvergonzadamente al melodrama, en donde solo vale la pena destacar el gran desempeño de la joven actriz María León.

En la niebla

Una de las sorpresas de la Muestra fue la coreana En otro país (Da-reunna-ra-e-seo, 2012) No sé por qué sospecho que la traducción del título no es del todo literal, pero en fin, este es el Opus 13 del experimentado cineasta Sang-soo Hong, que cuenta en tono de comedia tres historias distintas que tienen como común denominador las turbulentas relaciones de una turista europea (estupenda Isabelle Huppert) con sus exasperantes pretendientes asiáticos.

En otro país

En un renglón aparte podemos colocar las cintas de los cineastas europeos que ya cuentan con renombre internacional. Empezaremos con el austriaco Michael Haneke, que presentó Amor (Amour, 2012), una aproximación rigurosa a la vejez, el amor y la muerte. La obra ganó la Palma de Oro en Cannes, y recién acaba de tener una gran exposición por su participación en la más reciente entrega de premios de la Academia norteamericana. De Dinamarca llegó La caza (Jagten, 2012) de Thomas Vinterberg, un extraordinario drama sobre la amistad, la redención y el perdón imposible, con un gran trabajo de Mads Mikkelsen, una película verdaderamente recomendable. Otra de las grandes ha sido la primer parte de la trilogía del Edén, Paraíso: Amor(Paradies:Liebe, 2012), del austriaco Ulrich Seidl, donde se narra sin tapujos la patética vaciedad del turismo sexual, donde los explotadores son a su vez explotados, en este desigual mercado donde el color de la piel tiene un peso significativo.

La Muestra cerró con la película japonesa El romance y la culpa (Kai no tsumi, 2011), tercera y última parte de la trilogía sobre el odio del prolífico cineasta nipón Shion Sono. Es un extraño thriller donde el sexo por dinero y la lectura de textos literarios van conformando una peculiar relación, entre una perversa profesora de literatura y un ama de casa reprimida (espectacular Megumi Kagurazaka).

Mención aparte merece Holy motors (2012), de Leos Carax, muy lejos ya del romanticismo exhibido en Los amantes del Pont-Neuf (Les amants du Pont-Neuf, 1991), el director francés nos presenta una obra inasible, difícil, que salta las barreras de la normalidad, que transita entre lo absurdo y lo demencial, pero que es inexplicablemente bella. Vale la pena ver al veterano, siempre mal encarado Denis Lavant, cuya actuación nos remite a su personaje del soldado resentido y celoso de Buen trabajo(Beautravail, 1999).

 

Holy motors

 

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